Colas para los turistas.

Aimée Cabrera.

El servicio de Casa de cambios CADECA al que tienen que ir con obligación cubanos y extranjeros abre sus puertas al usual maltrato al cliente como sucede en la zona del Casco Histórico y, como pudo apreciarse en horas de la mañana del domingo 27 de diciembre.

La CADECA más amplia de La Habana ubicada en Calle Obispo y Habana está cerrada. El personal que atiende el inmueble- qué raro- se negó a dar explicaciones a los que preguntaron por qué no funciona.

Quedan entonces en esa zona de gran movimiento turístico tanto nacional como foráneo, las opciones de otra CADECA de dos ventanillas que está también en la mencionada Calle además de la situada a solo unos metros de la Plaza y Convento de San Francisco de Asís.

En ambas, la fila de personas sobrepasa  la veintena ya que, por distintos motivos operativos, en ocasiones una ventanilla no atiende al público entonces crece la cola. Tal parece que se han agotado las ofertas recreativas en la zona y el Dios Omnipotente del Control y el Maltrato se ha posesionado de la misma.

Si sorprendente era la cola de la CADECA cercana al antiguo Muelle de Luz , indescriptible era el hedor que emanaba de las alcantarillas que están cerca de la puerta de entrada; por suerte no acompaña a la foto.

Ni hablar de su entrada coronada por un quicio sumamente alto de difícil acceso para quienes sufren discapacidades o llevan por ejemplo, a un niño en brazos. esos tienen que bordear por la derecha y subir por la parte baja adornada por una loma de basura que no logra pasar inadvertida.

En esta entidad hay solo 3 ventanillas por lo que se deduce un nuevo paquete turístico de meditación y «peste terapia» para quienes deben estar en espera del cambio que facilite el poder hacer diversos consumos en su estancia en la Isla de las Dos Monedas.

La tierra del Absurdo  donde su moneda fuerte CUC, que nadie la conoce en el mundo, está por encima del  Dólar USA y, reprende al EURO con una tasa  muy por debajo de su categoría de primer Mundo, Su Majestad Cuello Blanco se afianza sin límites.

No obstante, los turistas aprovechan y, mientras hacen la cola se broncean, servicio gratuito junto al de la adulación perenne que les sube el ego. Pedigüeñas , traficantes y algunos arquetipos de la Habana Colonial de dudoso decoro, así como la comparsa Tropa Zancos que hace mover hasta a edificios y parques con su toque carnavalesco son vistas con beneplácito por quienes sufren los embates del disparate.

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