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La muerte del chino Joaquín Chang

 Por Francisco Eloy Bustamante

Para Hernán Quezada Escandón, por su pronto restablecimiento

 … observadores occidentales de aquel tiempo [1900], Llegaron a considerar a los chinos como siniestros, Con una propensión congénita para organizar

Sociedades secretas.

Doña  Esperanza Escandón con dolor de su alma viajó a Cananea, la última vez que lo haría en vida, para vender su heredad, una casona ubicada en la calle Guerrero y 3era. Este, en el mismísimo pie de la cuesta de la Mesa sur.

  La casona la heredó de sus papás don Antonio Escandón y doña Rosario Castro de Escandón.

Se había casado doña Esperanza con don Josué Quezada Núñez, hijo de doña Domitila Núñez. Procrearon varios hijos, todos nacidos en esa casona de dos plantas, que don

Antonio Escandón adquirió de los chinos, cuando estos fueron expulsados de Sonora en el año de 1931.

Detrás de los americanos habían llegaron los chinos, pronto se apoderaron  de la Cananea Vieja, unos y otros empezaron a comerciar, esto a finales del siglo XIX; a los anglo americanos fue William C. Green  quien los incitó a que se radicaran en el mineral, pues no había en su concepto otro mejor en México para invertir  ya que el presidente Porfirio Díaz les daba seguridad total.

  Por espacio de quince años, el Gral. Ignacio general Pesqueira explotó con todo éxito las minas de la Cananea, y después de su muerte, ocurrida el 4 de enero de 1884, aquello cayó en el abandono.

 Pero en 1900 Green organizó la The Cananea Consolidated Copper Company, que agrupaba a 24 minas de Sonora y cuyas oficinas principales quedaron en el mero corazón de Nueva York.

  Los chinos llegaron de igual modo, aprovechando la apertura que el general Porfirio Díaz dio a los orientales. 

 Rápidamente el viejo pueblo de La Cananea se convirtió en un lejano oeste tipo americano. Pero los norteamericanos diestros para el comercio prefirieron abrir sus propias tiendas en El Ronquillo, dejando aislado a los chinos en la Cananea Vieja quienes llegaron a Sonora, muy cerca del límite con EEUU, en 1876,  apenas ascendido al poder Porfirio Díaz, su verdadera intención era cruzar al otro lado.

El otrora Real de Minas de la Cananea, ya era un gheto chino en los albores del siglo XX. Allí crearon una infraestructura comercial a base de changarros que rápidamente se desarrolló a lo largo de la Cananea Vieja.

 Creyeron los gringos que los orientales se iban a estar quietos. Pero no fue así, brincaron el cerco invisible y en el propio corazón del Ronquillo levantaron algunos edificios de adobe, en cambio los americanos los hacían de ladrillo y madera.

 Los chinos se replegaron las orillas, casi en las faldas de la Mesa Sur, allí se establecieron con edificios muy bien hechos, anquen aislados la gente los seguía.

 Muchos chinos fueron reconocidos como comerciantes itinerantes que ofrecían a los trabajadores de las minas  más variedad de productos –y a un precio más bajo– que los que vendían la empresa minera extranjera.

Estos vendedores ambulantes pudieron establecer después tiendas permanentes, una vez que acumularon capital.

Joaquín Chang Estrella era uno de los Culíes, estos emigrantes una vez librados de sus contratos forzados, se dedicaron a desarrollar sus dotes para el comercio. A Joaquín Chang le fue bien, como a todos los de su raza, pronto edificó su bien macizo edificio, con pequeños departamento o cuartos para la oleada de “Pollos” orientales que llegaban al mineral con miras de cruzar la frontera.

A Joaquín se le daba muy bien el comercio, era experto en changarrear, es decir vender al menudeo entre la clase obrera proletaria de las minas.
  «Ir donde el chino» equivale a decir «voy a comprar a la tienda de la esquina».

Y más que Joaquín sabía dar un buen pilón. La chamacada volaba a comprarle a él para recibir el pilón consistente en dulces.

 Joaquín Chang Estrella, propietario del changarro La Esquina, pertenecía a la logia de los Tang, enemigos jurado de la logia de los Tong.

 Había dos casinos que funcionaban como centro de reunión de los dos grupos confrontados: el Chee Kung Tong y el Kuo Ming Tang. Se odiaban, se hacían la guerra no sólo a través de una dura competencia comercial, sino con cuerpos armados.

 Cada grupo poseía centros de reunión privados donde había prostitutas y se consumía opio. Desde ahí se hacían la guerra.

 Los chinos guerreaban entre sí, a resultas de una confrontación que databa de 1911, cuando el establecimiento de la República China de Sun Yat-sen. Si antes de esto las asociaciones, mutualidades y cooperativas de inmigrantes confluían en la Unión Fraternal Asociación China, a partir de entonces se dividieron, protagonizando la «guerra de tongs».

  El Chee Kung Tong era una logia masónica fundada en China desde el siglo XVIII y asentada en Cananea a principios del XX. 

 El Kuo Ming Tang fue el partido nacionalista fundador de la República China (1911) y extendió su largo brazo a México.

 El Kuo Ming Tang «…era una institución política ligada al nuevo poder en China», precisa José Luis Trueba Lara, en tanto que el Chee Kung Tang era «una potencia económica ligada a las viejas estructuras derrocadas en China».

  Ambos «se enfrentaron hasta la década de los 30, cuando por la expulsión de un gran número de chinos del país fueron desintegradas». Ambos

contendientes se espiaban, se enfrentaban en las calles y se denunciaban entre sí ante las autoridades locales.

  Por caso, a mediados de 1922 sicarios del «tong» nacionalista asesinaron a varios chinos miembros de la logia masónica en Cananea, lo cual motivó que el gobierno federal, con el Gral. Álvaro Obregón al frente, aplicará el Artículo 33 constitucional a decenas de residentes.

EL ASESINATO

Cada miércoles Joaquín Chang asistía al casino clandestino debajo del edificio La Muralla China, después Cooperativa de Consumo Sección 65., que quedaba casi contra esquina de su tienda.

Joaquín era el encargado de editar la propaganda para atacar a la logia, por lo que se hizo de una pequeña imprenta de donde salía un pasquín redactado en el chino mandarín, lengua que los de partido hablaban.

 En la madrugada de agosto de 1931 se suscitó una gran revuelta entre las logias del Ronquillo. El calentamiento de los ánimos en la Gran China, cruzó el Pacifico acrecentado la noticas los ánimos de odio y animadversión de ambos bandos, que eran a todas luces irreconciliables.

   Las autoridades hacía un constante llamado a ambos beligeratantes para que se obtuvieran de esos pelitos, sin sentido ya que estaban en una patria muy ajena en donde no era oportuno seguir ritos exóticos que solo causaban división y rencillas.

Pero no hicieron caso, los chinos son muy aferrados a sus pensamientos.

En las afueras del Casino Chino en donde posteriormente se estableció el Cine Fox, edificio enteramente de madera, ardió  como antorcha y al poco fue solo escombros.
Todo tipo armas de pólvora como blancas salieron a relucir, y en uno de estos momentos en que Joaquín Chang auxiliaba a un compatriota mal herido, le asestaron

por la espalda un golpe brutal con una traspana, de sus ropas cayeron fajos de volantes con titulares como ¡Mueran los Tong!

  No murió allí, lo llevaron a su casa contigua a la tienda La Esquina, y un médico oriental le hizo varias curaciones sin resultados favorables.

 Fue sepultado en el Cementerio Viejo, como así lo dejó señalado en un testamento, no quería por nada regresar jamás a su patria.

Muchas familias de condición humilde, y pequeños negociantes, peluqueros, zapateros, etc., vivieron en cada uno de los cuartos de esa casona.

 Doña Esperanza Escandón viajaba cada mes desde Hermosillo a recoger la renta, hasta que ya sintiéndose cansada y en vista de que sus hijos se establecieron todos en Estado Unidos, decidió venderla a un comerciante  dulcero en la cantidad de 70 mil pesos.

Tal vez por el mal estado o por insalubre fue que el nuevo dueño determinó echar a todos fuera y derribarla con la intención de construir, lo que la crisis no le ha permitido.

http://sonoramagica.com/index.php?option=com_content&view=article&id=875:la-guerra-de-las-logias-chinas-en-cananea&catid=35:leyendas&Itemid=54

2 respuestas a “LA GUERRA DE LAS LOGIAS CHINAS EN CANANEA”

  1. Avatar de Francisco Eloy Bustgamane
    Francisco Eloy Bustgamane

    Gracias por reproducir mi crónica….A la orden..

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    1. GRACIAS A uD POR TAN EXCELENTE ESCRITO. UN ABRAZO FRATERNAL

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