Decrecieron los pequeños negocios privados en 2015

Las prohibiciones jurídicas y económicas traban el normal desarrollo del sector por cuenta propia

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Algunos negocios privados han desaparecido, como la venta de ropas, y los bicitaxis son hostigados continuamente (foto tomada de internet)

Algunos negocios privados han desaparecido, como la venta de ropas, y los bicitaxis son hostigados continuamente (foto tomada de internet)

LA HABANA, Cuba,- No es algo casual ni un involuntario olvido que, en el Anuario Estadístico 2014 (edición 2015) emitido por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), ninguno de sus 23 capítulos esté destinado al comportamiento de los pequeños negocios privados en Cuba.

El trabajo privado no está entre las prioridades del gobierno. Si se redimensionó desde octubre de 2010, fue por determinadas coyunturas, pero no forma parte de la estrategia económica del Estado.

Tal política fue ratificada hace dos años por el ahora ministro de Economía y Planificación,  Marino Murillo Jorge, quien expresó que para el gobierno cubano la prioridad son las Cooperativas No Agropecuarias (CNA) –que tendrían acceso al mercado mayorista– y no los dueños de los pequeños negocios privados.

Tal política gubernamental está dirigida a ralentizar, mediante los altos impuestos, la actividad privada, para de esta manera evitar la consolidación de una clase media adinerada e influyente.

El semanario Trabajadores publicó el 11 de enero una breve nota titulada “Ejercen más de 496 400 cuentapropistas en el país”. En el texto se informa que al terminar el año  2015, de acuerdo a reportes del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), ejercían la actividad privada 459 400 personas, concentradas el 65% en las provincias de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba.

La actividad con el mayor número de licencias, de acuerdo al reporte del MTSS, correspondió a los trabajadores contratados, que suman 114 000, los cuales se desempeñan como empleados en  pequeños restaurantes privados, hostales y como choferes de autos de alquiler particulares (los llamados “boteros”).

Una breve información de la periodista del diario Granma, Lissett Izquierdo Ferrer, aparecida el 21 de enero, con el título  “Crece y valida su importancia el trabajo por cuenta propia en La Habana”, señala que al finalizar el pasado año 136 000 habaneros estaban autorizados a ejercer  las 201 actividades autorizada por la Resolución No.42 del 22 de agosto de 2013, lo que indica que como promedio se otorgaron 1 500 licencias mensualmente.

Según la periodista de Granma, por los reiterados incumplimientos de la evasión fiscal –delito que es penado por la ley– fueron retiradas 8 000 licencias.

De las 504 613 personas autorizadas a ejercer la actividad privada en Cuba al cierre de mayo de 2015, en diciembre quedaban 496 400 personas con licencia, lo que evidentemente indica un retroceso.

Los negocios privados enfrentan numerosas  dificultades, prohibiciones y carencias; pero lo que más los ha golpeado es la ausencia de un mercado mayorista donde se puedan comprar las mercancías necesarias.

A pesar de esas dificultades, en La Habana, de acuerdo a la periodista Izquierdo Ferrer existen 8 000 casas que se dedican a la renta de habitaciones. De ellas 100 están incluidas en los paquetes turísticos que ofertan los turoperadores a los visitantes extranjeros y nacionales.

Es risible que Estaban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se haya atrevido a decir que el sector de los pequeños negocios privados es “un asunto de carácter estratégico para el desarrollo socioeconómico”.

Dado que en esta actividad poseen licencias poco más de medio millón de cubanos poseen licencias para ejercer el trabajo particular, cifra que representa el 4,5% de los 11,2 millones de habitantes que tiene Cuba. El Estado solo los reconoce como personas naturales, sin gozar de ningún derecho.

Las prohibiciones jurídicas y económicas traban el normal desarrollo de los pequeños negocios privados. Por las limitaciones que pesan sobre ellos, les resulta bastante difícil consolidar los diferentes servicios que prestan.

Esteban Lazo, como máxima autoridad del surrealista poder legislativo cubano, habla como si los dueños de los pequeños negocios privados tuvieran gremios u otro tipo de organización donde pudieran reunirse sin la injerencia de representantes del gobierno y de los sindicatos verticales oficialistas y analizaran entre ellos sus deberes y derechos; que debatieran los pro y contra de las leyes, decretos y resoluciones, para de esta manera no incurrir en violaciones por  desconocimiento y falta de información, como ocurre en estos momentos.

Se planteó en el seno de la Asamblea Nacional del Poder Popular que los negocios privados, a pesar de las innumerables trabas y obstáculos que enfrentan, no han dejado de ser una alternativa de empleo, pero para lograr que esto se amplíe se requerirá la derogación de la actual legislación. La que en el futuro se ponga en vigor permitirá ampliar el número de actividades y que se reconozca a los dueños de pequeños restaurantes, de hostales, las brigadas constructoras y los dueños de autos dedicados al alquiler como pequeñas empresas privadas, con las prerrogativas que el derecho mercantil les concede.

Los jóvenes en edad laboral, cuando tratan de encontrar un trabajo, no tocan las puertas de las empresas del Estado, sino de los  pequeños negocios privados, debido que en ellos el salario que devengan supera con creces los 23 dólares mensuales que ganan como promedio la mayoría de los trabajadores cubanos. Si no se ha producido una masiva deserción de los jóvenes empleados en trabajos estatales hacia estos negocios privados, es porque el gobierno los tiene sometidos a muchas trabas y restricciones.

A los dueños de los pequeños negocios, al no contar con un mercado mayorista, no les ha quedado otra opción que comprar en el mercado informal los insumos y equipos que necesitan, donde las mercancías son de procedencia dudosa. Han tenido que arriesgarse porque en el mercado minorista del Estado, que vende las mercancías en moneda convertible, los precios resultan incosteables.

origenesmadiba@gmail.com

ACERCA DEL AUTOR

Osmar Laffita Rojas

Osmar Laffita Rojas

Osmar Laffita, Holguín, 1945. Marino mercante, profesión en la que se mantuvo durante 20 años. En 1991 pasa a trabajar en el turismo, hasta 1994. En 1993 ingresa a la Corriente Socialista Democráticas, y en 2007 se vincula al Partido Solidaridad Democrática. Desde ese año colabora con las páginas CubaNet y Primavera de Cuba e-mail: ramsertgandhii@yahoo.com

Decrecieron los pequeños negocios privados en 2015

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