Editado por V. Gago y el equipo de Actuall.
Financial Times se pregunta este miércoles por qué no ha crecido ningún partido a la derecha del PP en España.
Si el país ha sufrido la crisis económica, como el que más; si pasó de tener un 3% de extranjeros en 1998, a un 13% en 2008; y si recibió en 2004 uno de los peores ataques del terrorismo islamista en Europa, ¿por qué no ha emergido la tendencia a un voto nacionalista, anti-inmigración y de rechazo a la Unión Europea, al igual que en otros países del continente?
Las respuestas recabadas por Tobías Buck proceden de encuestas y de investigadores del Instituto Elcano, el CSIC, la Universidad Diego Portales, la Universidad de Oxford y la Universidad Europea de Florencia.
Se resumen en la falta de un liderazgo fuerte, el recuerdo del franquismo que contamina cualquier expresión de la identidad nacional, las tensiones secesionistas en Cataluña y País Vasco, o el hecho de que, en España, inmigrantes y nativos no compiten por una casa o por un subsidio del Estado, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos.
El PP de resiste como un partido atrápalo-todo, gracias a un discurso de unidad nacional que complace al votante tradicional, y también a su habilidad para ser percibido como un dique frente a un nuevo Frente Popular de las izquierdas.
Algo que no cuenta Financial Times: las encuestas del CIS indican que los españoles ven al PP de Mariano Rajoy más escorado a la derecha que nunca. En una escala del 1 al 10 –siendo el 1 la extrema izquierda, y el 10 la extrema derecha–, sitúan hoy al PP en el 8 y pico, mientras que en 2004, tras los dos mandatos de José María Aznar, lo situaban en el 7 y pico de la escala ideológica.
¿Quiere esto decir que el PP se ha derechizado? No. Quiere decir que el marco de la conversación política en España se ha movido a la izquierda, entre otras razones, por la renuncia del PP a dar las batallas culturales decisivas.
La respuesta inteligente sería un PP –o cualquier otro partido– que vuelva a ganar el centro, no como el espacio de indefinición que ahora es, sino como el marco de valores donde transcurre la conversación, una conversación en la que una mayoría de españoles sea capaz de reconocer sus intereses, lo que excluye la excentricidad de un partido atrabiliario “a la derecha del PP”.
Ganar la centralidad del debate cultural depende, sobre todo, de la calidad de la reflexión en la derecha española e iberoamericana. Sobre este desafío, te recomiendo el memorable artículo para Actuall de Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla.
¿Qué opinas de la excepción española frente al repunte de partidos de extrema derecha en Europa? ¿Qué deben hacer liberales y conservadores para ganar el centro del debate político en las democracias iberoamericanas? Escríbeme una nota con tus impresiones a vgago@actuall.com
Categorías:POLITICA E INMIGRACION