Por Alberto N Jones
HAVANA TIMES – Se espera que el viernes 16 de junio el presidente Donald Trump visite Miami, donde se reunirá con políticos cubanoamericanos de derecha y con lo que queda de los exiliados duros para cumplir con el ritual de café y pastelitos en el restaurante Versailles, antes o después de revertir algunas o todas las directivas del presidente Barack Obama, que han relajado la atmósfera política entre Estados Unidos, Cuba y la región, por primera vez en medio siglo.
Muchos piensan que durante una reciente cena en la Casa Blanca, Marco Rubio estuvo de acuerdo con el presidente Donald Trump en presionar al exjefe del FBI, James Comey, con preguntas inquietantes durante una audiencia del Senado, a cambio de que Trump revirtiera la totalidad o la mayor parte de los dictámenes de Barack Obama que mejoraron las relaciones con la Isla.
Rubio y su pandilla continúan creyendo, de manera tonta, que aumentar del hambre, el dolor, el sufrimiento y las muertes impuestas a Cuba, llevarán al pueblo cubano a ponerse de rodillas, llorar al tío Sam y renunciar a décadas de lucha contra las muchas cosas que los Estados Unidos representa.
Ignorando de manera intencional una historia ampliamente documentada en la que Cuba resistió durante medio siglo un embargo devastador, una invasión, el bioterrorismo, un bloqueo económico y financiero, sabotaje, asesinatos y mucho más, que no proporcionaron ganancias políticas, sociales o económicas a los Estados Unidos, ellos persisten obstinadamente en mantener esa trayectoria fallida.
En lugar de dedicar su tiempo y recursos financieros para enfrentar la monstruosa crisis financiera que está hundiendo a Puerto Rico y a las Islas Vírgenes, la masiva epidemia de drogas que está devorando a Nuevo Hampshire, Virginia Occidental y a Ohio, las intratables relaciones raciales y el odio que están devastando a la nación o la violencia armada en Chicago, Miami Gardens y Jacksonville, ellos eligen enfocarse en Cuba, un lugar donde no hay esos males sociales.
Durante la presidencia de John F. Kennedy, hace 55 años, los antiguos cubanos de derechas en el sur de la Florida orquestaron un conflicto similar que condujo a la Crisis de los Misiles y colocaron al mundo entero al borde de un holocausto nuclear.
Una administración inteligente, visionaria y fría en ese momento, logró llevar a cabo una seria negociación con la antigua URSS, que pudo dispersar la crisis y alejarse del evento más peligroso que el mundo ha experimentado desde los tristes y trágicos días de Hiroshima y Nagasaki.
Hoy en día todo es diferente y peligroso, ya que en lugar del presidente John F. Kennedy en la Casa Blanca, el limitado intelecto del presidente Donald Trump, su propensión al tweet, la boca asquerosa y el comportamiento irracional, no es un buen presagio si se presenta una decisión crítica.
Lo que sigue al discurso que dará el Presidente el viernes y la reacción de Cuba, será responsabilidad absoluta del senador estadounidense Marco Rubio, así como de los diputados Mario Díaz-Balart, Carlos Curbelo y sus cohortes.
¡Que la razón, los líderes de mente fria y la paz prevalezcan sobre el oscuro y triste día del 22 de octubre de 1962, cuando el mundo pudo haber terminado!
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