LA VERDAD LIBERA

En una de las pocas cosas en que las iglesias o religiones están de acuerdo es en el enunciado, por todas predicado, de que “LA VERDAD OS HARÁ LIBRES” enunciado del cual han hecho su caballito de batalla todas las religiones, y es que en dicho enunciado han encontrado las iglesias una verdadera mina de explotación, y todo por que el hombre NO SE SIENTE LIBRE, peor aún, el hombre NO ES LIBRE.  Y  no es libre, no porque quiera vivir esclavizado, en absoluto, nada ama más el hombre que la libertad, la libertad es para el hombre un valor de mayor jerarquía, en muchos casos, que la propia vida.

Entonces, ¿De dónde surgen las cadenas? Surgen de las mismas iglesias que pretenden dar libertad al hombre, porque en el fondo, lo que menos quieren las iglesias es que el hombre sea libre, ejemplos de ello, los encontramos a montones, basta echar una ojeada a cualquier culto religioso y lo veremos, para empezar, hasta hace relativamente poco tiempo los libros sagrados estaban vedados al vulgo, los libros sagrados eran estudiados sólo por los sacerdotes, es más, hasta se inventaron un lenguaje propio de dios, y así, ese dios, sólo se expresaba a sus elegidos en el idioma divino, “el sanscrito”, idioma que obviamente sólo conocía una clase de la sociedad, la clase sacerdotal, y como era de suponerse, al ser la única clase que entendía el idioma de los dioses, se convirtió también en la única clase que tenía línea directa y privada con dios,  y así nació el intermediario entre el creador y la criatura creada, así desplazaron al hombre del lado de su Dios, de su creador.

No contentos con alejar al hombre de Dios, se empeñaron en alejar al hombre de sí mismo y le empezaron a inculcar ideas que van en contra de la naturaleza humana, entonces le enseñaron que el sexo es pecado, que el hombre nace siendo un pecador, que el hombre debe renunciar a su naturaleza de hombre para llegar a Dios, le enseñaron que sólo a través del sufrimiento y el dolor se llega a Dios, le enseñaron a sufrir en la tierra para que “algún día” pueda gozar en el paraíso, le empeñaron el presente por un futuro en un paraíso donde podrá gozar de lo que en la tierra es pecado, ¡vaya hipocresía sacerdotal! No hagas el amor en la tierra, porque en el paraíso tendrás a tu disposición doncellas que no envejecen, pregonan los hindúes, Aguanta hambre con resignación en la tierra, soporta tu pobreza sin renegar porque en el paraíso habrá ríos de leche y miel, afirman los católicos, no tengas deseos en este mundo porque cuando llegues a moskha (paraíso) habrá un árbol que cumplirá todos tus deseos (Kalptaru o Kalpavriksha) recitan los indios.

Todos las religiones condenan las necesidades naturales del hombre y en su lugar le dan un deseo, el deseo del cielo, del paraíso, y de esa manera el hombre es esclavo de un mañana, porque todo lo bueno ha de suceder mañana, el deseo es la cadena del hombre, porque el deseo es siempre hacia el futuro, el deseo sucede mañana, jamás hoy, y así, de esa manera encadenado, camina el hombre hacia el paraíso.

El hombre se vio impelido por sus sacerdotes a abandonar el deseo natural (sexo, comida, placer etc.) y obligado por ellos a aceptar el deseo del cielo, el deseo espiritual, agrandando así el tamaño de su prisión, ya que el deseo espiritual hace que la cadena de la esclavitud sea aún más grande porque NUNCA PODRÁ SER SATISFECHO EN ESTA VIDA.

Todas estas promesas hechas por la clase sacerdotal desde hace miles de años no han hecho que el hombre sea más feliz, por el contrario, día a día el hombre vive más desdichado, más angustiado porque el problema no era encontrar un cielo al que ir cuando muriese, el problema fue, es y será que lo obligaron a reprimir su naturaleza, lo obligaron a vivir contra natura y cuando se va en contra de la madre naturaleza la consecuencia lógica y fundamental es el sufrimiento. ¿Qué ha ocurrido? Nos han cambiado un deseo pequeño, sexo, comida, placer, por un deseo mayor llamado paraíso, cielo o nirvana en detrimento del hombre y en beneficio de la clase sacerdotal. No hemos avanzado en nada.

Y el hombre se dio cuenta que había perdido su libertad cuando comprendió que los caminos del mal le estaban prohibidos, y si el hombre no puede escoger el mal sin ofender a dios, no tiene libertad, porque la libertad implica para el hombre, la facultad de escoger aún lo que no le agrada a dios, entonces la iglesia dijo que la pérdida de la libertad del hombre se debía a que el hombre se había apartado de la verdad, lo que es cierto, pero lo que no dijeron fue que la misma iglesia apartó al hombre de la verdad, ahora tenemos a cada iglesia predicando “su verdad única y exclusiva” “su verdad liberadora” entonces las religiones dijeron: “Venid a mi templo que aquí hallaréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Predican los pastores que sólo la verdad de la que ellos hablan es la que da liberación, pero ya vimos en los apartes anteriores que la verdad es subjetividad, que la verdad es la experiencia que cada persona tiene de Dios, por lo tanto, nadie la puede transferir y ni siquiera explicar porque el conocimiento de Dios surge en el silencio y lo que nace del silencio no se puede explicar con las palabras. No obstante, el sacerdote grita: “En nuestra iglesia está la única verdad” y como el sacerdote tampoco ha experimentado a su dios, entonces dice que la verdad que él predica es la verdad que conoció Jesús, Buda, Krishna o Mahavira y entonces nos invitan a ser como ellos, nos convierten en imitadores, o en el mejor de los casos nos piden que los entendamos, empresa mayúscula para un hombre común y corriente entender a un iluminado, de tal suerte que el hombre está llamado a fracasar en esta empresa porque cada uno de nosotros es un mundo que reacciona de manera diferente ante el mismo estímulo, prueba de ello, la constituyen los mismos iluminados que todos han llegado a la iluminación por caminos diferentes, si fuera imitando, Jesús habría seguido al pie de la letra a Buda, pero no, Jesús hizo su propio camino, que haya utilizado algunas piedras elaboradas por Buda es otro cuento.

Lo que nos ocultan los pastores y sacerdotes es que la verdad que libera es sólo aquella que yo he experimentado, no libera la verdad ajena, la verdad que yo no haya experimentado es una simple creencia

Así lo leí del maestro:

 “Toda creencia es una mentira. La verdad tiene que ser experimentada, no creída. La verdad libera, pero tiene que ser tu propia verdad experimentada; la verdad de cualquier otra persona inevitablemente creará esclavitud para ti.”

Tomado del libro
Desiderata. Guía espiritual. Página  233. Osho. Ediciones Luz de Luna

“Yo no estoy aquí para aprovecharme de nadie, no estoy aquí para imponerte la doctrina de la cultura india, de la religión india y todo ese sinsentido. Estoy aquí sólo para ayudarte a que te liberes del cristianismo, del hinduismo, del jainismo, del budismo… Estoy aquí para ayudarte a ser tu mismo, sólo para que seas tú mismo.” Negrillas propias.


Tomado del libro:
El ganso está afuera. Página 161. Osho. Editorial Sirio.

“Jesús dice que la verdad libera. Sí. La verdad libera, pero sólo si no es una verdad prestada. Pero los cristianos creen que la verdad de Jesús los liberará. No sólo eso, creen que sólo porque Jesús fue crucificado toda la humanidad ya está liberada. Eso es ser ciego, totalmente ciego. Nada se libera, nadie se libera; la salvación no ha tenido lugar. Jesús fue crucificado, sí, pero con la crucifixión de Jesús quien se liberó fue Jesús, no tú. Todo el asunto parece ser un truco. Jesús muere en la cruz y la humanidad, en particular la cristiandad, es liberada; quien sea cristiano, ya está liberado.

Así es como piensa la mente: sigue descargando la responsabilidad en otro. Si eres pecador, lo eres porque Adán pecó y fue expulsado del cielo y, ahora, has sido liberado porque Jesús entró al reino de Dios. De modo que las auténticas personas son Adán y Jesús; vosotros no sois más que sombras.”

Tomado del libro: Un pájaro al vuelo. Página 237. Osho. Editorial Planeta.

“Jesús dice: <<La verdad libera>>. Y eso es de tremenda importancia. Sí. La verdad libera, pero la liberación no está en saber acerca de la verdad. Sé la verdad, y entonces ésta libera. Sé la verdad y habrá liberación. No es necesario que la traigas, no es necesario que la esperes: sucede instantáneamente.

¿Cómo ser la verdad? Ya eres la verdad. Simplemente estás cargando con ideales falsos; son ellos los que están creando el problema…

Cuando no hay interpretación, todo es hermoso. Cuando todo es hermoso, estás relajado. En esa relajación te has hundido en tu propia fuente, y eso trae autoconocimiento. Hundirse en la propia fuente es lo que significa… <<Conócete a ti mismo>>. No es una cuestión de conocimientos, es una cuestión de transformación interior.” Negrillas fuera de texto.

Tomado del libro:
Unión mística: El camino sufí. Página 91. Osho. Editorial Ediciones luz de luna.

En Programación Neurolingüística o PNL, se dice que el inconsciente constituye la totalidad de nuestra información y que el consciente es sólo una parte del inconsciente que se ha hecho consciente, ya no es cuestión de brujos, pensar que en el subconsciente o inconsciente se encuentra no sólo nuestras experiencias de esta vida, sino también la experiencias genéticas y las del inconsciente colectivo. De allí que todos los místicos e iluminados, sin excepción, nos han dicho: “Conócete a ti mismo”, “El reino de Dios está en tu interior”, “Ve a tu centro”, “Busca tu ser”, “Refúgiate en tu cámara secreta y allí ora a tu padre” para decirnos que todas las respuestas están en nosotros mismos, para decirnos que en nuestra búsqueda de Dios, no necesitamos gurús, sacerdotes o pastores.

“La verdad te aporta libertad porque es tu propio descubrimiento. Te hace plenamente humano; de otro modo permaneces en el nivel de los animales: eres pero no sabes quién eres.

La búsqueda de la verdad es realmente la búsqueda de la realidad de tu ser.

Una vez que entras en tu ser, entras en el  ser de la totalidad, porque somos diferentes periféricamente pero en el centro nos encontramos, somos uno, desde la periferia de un círculo puedes trazar muchas líneas hacia el centro. Las líneas periféricas están a cierta distancia unas de otras, pero a medida que se acercan al centro la distancia se hace cada vez menor, y cuando llegan al centro la distancia desaparece.

En el centro somos uno.

En la periferia de la existencia parecemos estar separados.

Y conocer la verdad de tu ser es conocer la verdad de la totalidad”.

Tomado del libro:
Más Allá De La Psicología. Página 384. Osho. Editorial Artes Gráficas Cofas S.A.

Es todo por hoy.
Gracias por permitirme compartir la luz de mi corazón con cada uno de ustedes.Esta entrada fue etiquetado autoayudaautoconocimientocolombiacrecimiento personaldescubrimientodespertar de concienciaexperienciaexperiencia iswarainspiracióniswarameditaciónmotivaciónoshopaz interiorpensamientopensamiento positivotransformacion. Guarda el permalink.

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