“Tengo miedo de que me entreguen a Silverio muerto”

“A Silverio lo están matando delante de todos. No me dejan verlo porque saben que puedo describir el lamentable estado en que se encuentra”

AUGUSTO CÉSAR SAN MARTÍN Y RUDY CABRERA

LA HABANA, Cuba. – “Tengo miedo de que me entreguen a Silverio muerto”, dice Lucinda González, esposa del preso de conciencia Silverio Portal Contreras, de 57 años, aquejado de enfermedades crónicas que ponen en riesgo su vida.

Desde su arresto en junio de 2018, Silverio ha sufrido trombosis, ataques isquémicos consecutivos, hipertensión arterial y pérdida progresiva de la visión (pérdida total en un ojo, a causa de la golpiza perpetrada por agentes de la Seguridad del Estado).

CubaNet visitó la casa de Lucinda González, en el municipio La Lisa, donde la pareja convivió durante cinco años antes del encarcelamiento de Silverio.

“Él no solo es un hombre magnífico, es un hijo excepcional, me consta. Hasta que enterró a su madre, ella fue su prioridad”, cuenta Lucinda con el orgullo marcado en los ojos, y acto seguido añade una anécdota de desengaño:

“Es buen hermano a pesar que la hermana no lo apoya. Ella es comunista y trabaja en el Gobierno de Alamar (…). Cuando la Seguridad del Estado fue a verla, ella dijo que no quería saber nada de Silverio. Sin embargo, él no descarta que algún día esa posición radical cambie”.

El destino unió a Lucinda y Silverio desde que se conocieron en una de las convocatorias de las Damas de Blanco en el parque cercano a la Iglesia de Santa Rita. En los hijos de ella, él recuperó la familia que la ideología del sistema cubano le había arrancado.

No más derrumbes fatales  

La sentencia a cuatro años de cárcel impuesta a Silverio Portal para desaparecerlo del contexto público es el medidor de su capacidad de convocatoria. El opositor que lleva adentro no sabe quedarse en casa. Salir a la calle a reclamar derechos nunca fue proyecto del futuro; cuando lo creía necesario, aunque fuera solo, plantaba la protesta en cualquier sitio de La Habana.

“Su proyecto ‘No más muertes en Cuba por derrumbe’ alcanzó muchos seguidores”, narra su esposa. “Él visitaba los edificios que estaban en peligro de derrumbe y orientaba a los afectados para exigir al Gobierno”, agrega.

Silverio fue arrestado mientras llevaba a cabo una protesta pública en Prado y Neptuno. A la convocatoria en el Parque Central habanero acudieron alrededor de 120 personas que protestaron contra la incapacidad del sistema para evitar las muertes por derrumbes.

Lucinda no estuvo en el parque, pero vivió el antes y el después del suceso que también cambió su vida.

“Él buscó personas que vivían dentro de edificios en peligro de derrumbe, les propuso asistir a la protesta pacífica junto a otros participantes de la sociedad civil (…). Caminaron unos 20 metros hasta que apareció la Policía y la Seguridad del Estado para detenerlos (…). Lo golpearon cruelmente, hasta que se lo llevaron hacia la Estación de Policía de Zanja”.

Silverio fue sentenciado a cuatro años de cárcel por los supuestos delitos de “desacato” y “desorden público”.

Lucinda también narra que su esposo se echó a llorar cuando conoció el caso de las tres niñas por el desplome de un balcón en la barriada de Jesús María.

“Me contó un preso político que Silverio se entristeció notablemente con esa noticia. Ese era su proyecto, exigirle al Gobierno que no pasaran cosas como esa”.

Apoyo urgente  

“A Silverio lo están matando delante de todos”, lamenta Lucinda. “No me dejan verlo porque saben que puedo describir el lamentable estado en que se encuentra”, añade.

Ella ha presentado reclamaciones escritas a todas las instituciones del Estado responsables de velar por el cumplimiento de la legalidad en la Isla. No recibe respuestas porque Silverio se encuentra dentro de la categoría de “contrarrevolucionario”, el estigma que utiliza el régimen para excluir de derechos a las voces discordantes.

Incluso, a él le fue denegada la licencia extrapenal, solicitada a raíz del deterioro de su salud. También le fue negado el progreso dentro del régimen penitenciario hacia cárceles de menor rigor.

Cada vez que Lucinda repite su premonición, le tiembla la voz y se le humedecen los ojos.

“No quiero que me entreguen a mi esposo muerto. Eso es lo único que pido a las autoridades cubanas. Silverio necesita apoyo, todos los presos políticos lo necesitan, pero para los que están enfermos como él, es urgente”.

FUENTE: https://s3.eu-central-1.amazonaws.com/qurium/cubanet.org/destacados-tengo-miedo-de-que-me-entreguen-a-silverio-muerto.html

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