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Desde que Biden fue electo presidente, muchos asumimos que sería un mandatario de un solo término y que Kamala Harris sería su sucesora en 2024. Después de todo, Biden llegó a la Presidencia con 78 años y en un evidente declive mental, y terminaría un hipotético segundo mandato a los 86 años, si es que llegase a ese punto. Sin embargo, todo ha salido muy mal para los demócratas. Harris está cada vez peor posicionada, incluso desde las filas demócratas, y Pete Buttigieg no parece tener el empuje y apoyo para llevar una campaña presidencial en 2024. Por tanto, Biden ha dicho que tiene intenciones de buscar la reelección en 2024. Esto parece una medida desesperada o una gran demostración de ego por parte del presidente. En cualquier caso, es el mejor escenario para los republicanos. Buttigieg es un burócrata promedio, no levanta grandes emociones, pero tampoco es controversial y dentro de las filas demócratas hay otros nombres interesantes, como el gobernador de Kentucky Andy Beshear, la senadora Amy Klobuchar y el eternamente joven Bernie Sanders (es un chiste). Biden es el presidente moderno más impopular de la historia aparte de Donald Trump (que fue una anomalía estadística, pero ese es otro tema). Va a llegar a las elecciones con 82 años, casi con toda seguridad va a haber perdido las midterms de 2022 e incluso está perdiendo progresivamente el voto latino. Que Biden sea el candidato en 2024 es el peor escenario para los demócratas (el único que podría ser peor es que Harris lo sea), y uno que los republicanos desean con locura. A estas alturas, incluso diría que si Trump es el candidato republicano en 2024, podría vencer a Biden, algo que no me atrevería a asegurar contra algún otro demócrata. La gerontocracia sigue su cauce. Edgar Beltrán Deputy Editor |
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