ESOTERISMO Y RELIGION

EL TABERNÁCULO TERRENAL: SU CONSTRUCCIÓN.

La construcción del tabernáculo terrenal fue por voluntad divina y no de los hombres, según Éxodo 25:8-9. Moisés tenía que erigirlo de acuerdo al modelo que Dios le mostraría. No sólo el tabernáculo sino todo el mobiliario y los utensilios que contenía fueron dados en detalle por Dios. Hechos 7:44 lo confirma. Moisés solo tenía que someterse a la voluntad de Dios.

Hebreos 8:4-5. Ese tabernáculo, al igual que el templo judío que le sustituyó, eran solo tipo, figura y sombra del tabernáculo celestial «del tiempo presente» al igual que los muebles y utensilios. Esto lo estaremos estudiando detalla­damente en el transcurso del curso. Todas las especificaciones fueron dadas a Moisés. Los materiales para la construcción del tabernáculo fueron provistos mediante ofrendas del pueblo que incluía: tres metales preciosos, tejidos de colores, pieles de animales, lana, aceite y piedras preciosas.

El tabernáculo, como también el templo que más tarde construyó Salomón, fue el centro de la vida nacional judaica. Era una representación de valor inmensurable, de ciertas ideas que Dios quiso grabar en la mente de los seres humanos, y un anuncio previo de muchas enseñanzas de la fe cristiana.

Romanos 15:4 afirma: «…las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza». El tabernáculo construido por Moisés en el desierto ha dejado profundas lecciones para la iglesia, tanto por la rica tipología de su mobiliario como por el significado espiritual de todo el conjunto.

LAS OFRENDAS

Una de las lecciones más importantes que tiene para nosotros el estudio del tabernáculo es lo relacionado con las ofrendas del pueblo como respuesta a la orden divina dada por medio de Moisés (Éxodo 25:2-7; Éxodo 35:29). Las ofrendas voluntarias fueron tan abundantes que los artífices interrum­pieron su trabajo para decirle a Moisés: «El pueblo trae más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que haga. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni su mujer haga más para la ofrenda del Lugar Santo. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba» (Éxodo 36:5-7).

[Tipología]

¡Qué lección más preciosa! Como cada uno dio voluntaria y generosamente de lo que poseía. El costo estimado de la construcción en dólares americanos fue de $l,250,000. Cuando cada creyente entiende que la obra es parte esencial de la comunión con Dios y da generosamente, la iglesia no necesita de «otros medios» para obtener sus fondos ni pasa necesidades ni se ve precisada a limitar sus actividades en el campo de la evangelización. Sin dudas, que escucharon la voz de Dios. Tampoco dudo que Satanás fuera lo suficientemente astuto como para insinuarles que aquella obra exigiría gastos extraordi­narios; que el costo de la vida se elevaría; que fuera prudente economizar o guardar cuidadosamente lo que poseían. Pero los hijos de de aquel tiempo tenían sus ojos puestos en el Señor y la voluntad de Dios era de suprema importancia para ellos.

COMPOSICIÓN DEL TABERNÁCULO

El tabernáculo se componía de una figura rectangular de aproximadamente 14.3 metros  (45′ 6″) de largo, 4.7 metros (15′ 3″) de ancho y 4.7 metros (15′ 3″) de alto; hecha  de tablas verticales de madera de acacia y recu­biertas de oro puro. La distribución del material era: veinte tablas al lado norte, veinte tablas al lado sur, seis tablas al lado oeste, con dos esquineros de 4.7 metros (15′ 3″) de largo por .69 metros (27″) de ancho. Cada tabla tenía a un extremo dos espigas que eran asentadas en dos bases de plata. Las tablas se unían mediante cinco barras que atravesaban una serie de anillos fijados sobre las tablas.

LAS TABLAS VERTICALES DEL TABERNÁCULO

Su origen. Las tablas procedían del bosque.

[Tipología]

Cada tabla representa a un cristiano. Nosotros como creyentes, hemos sido cortados, talados a los pies de Cristo por el arrepentimiento y el bautismo, cuando escuchamos el evangelio y le obedecemos. Como espada, este evangelio nos echó a tierra, y después de talados, fuimos traídos a la casa de Dios. Vinimos a esta de la misma manera en que caímos, pero en la casa de Dios fuimos labrados, conforme a Efesios 2:1-3: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensa­mientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás».

Su desbaste. Felizmente al ser traídos a la casa de Dios en estado bruto, pasamos por el proceso de ser acepillados. Para hacer ese tipo de trabajo el escultor o el carpintero utiliza las herramientas adecuadas para quitar la corteza de la madera. Así sucede también con el ser humano cuando viene a los pies del Señor. Es necesario que sea desbastado o trabajado por las afiladas cuchillas del diestro carpintero de Nazaret (Colosenses 2:11; 3:8-9).

-La nueva vida es como un bloque de piedra que debe ser tallado por el escultor. Dios hace lo mismo con nuestras vidas. Nos saca del bosque del pecado, nos trae a su casa, usando la herramienta de la Palabra, que es «más cortante que una espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12), para efectuar el desbaste de innumerables impurezas, tales como palabras torpes, malos hábitos o vicios, transformándonos en hombres y mujeres perfectos (Efesios 2:20-22).

El revestimiento. Note que las tablas tenían que ser cubiertas de oro puro (Éxodo 26:29). El oro habla de realeza, de gloria.

[Tipología]

En Apocalipsis 1:6 afirma la Biblia que Dios nos hizo reyes y sacerdotes, y en otros pasajes también. Aquí el creyente, después de haber sido despojado de todas las arrugas del pecado, es glorificado con el oro de la gloria de Dios, hecho participante de la realeza de Cristo y constituido rey y sacerdote.

Sus basas. Las tablas estaban colocadas sobre basas de plata.

[Tipología]

-Toda nuestra fortaleza, toda nuestra apariencia real, descansa sobre basas de plata como un símbolo de redención.

Todas las tablas tienen que mantenerse unidas para formar la casa de Dios. Pero aquí hay un aspecto muy significante relacio­nado con las tablas y su unión perfecta. Aunque al momento de ser cortadas y traídas al campamento eran muy diferentes entre sí, después de ser trabajadas quedan todas iguales; la aplicación espiritual es que ante los ojos de Dios no hay unos mejores que otros (Colosenses 3:11; Romanos 2:11).

Las barras. Las barras o travesaños eran de madera de acacia y también estaban revestidas de oro y eran para mantener las tablas firmes y unidas (Éxodo 26:26-28).

[Tipología]

Esas barras señalan a la unión espiritual entre Dios y los creyentes descrita en Juan 17:22-23. Las barras por estar en grupos de cinco, señalan sin lugar a dudas a los cinco ministerios descritos en Efesios 4:11-13. Estos ministerios son los que definen a la iglesia del Señor

LAS CORTINAS

Sobre la madera, había diez cortinas de 13.12 metros (42′ 8″) de largo por 1.85 metros (6′) de ancho cada una. Eran hechas de lino fino y estaban unidas como una sola cortina de 18.76 metros (61′) de este a oeste y 13.12 metros (42′ 8″) de norte a sur. La parte sobrante cubría el extremo oeste que era la parte posterior.

[Tipología]

Las cortinas eran de cuatro colores, tal vez, indicando diversos aspectos de la obra personal de Cristo.

1. PÚRPURA. Se relaciona este color con la realeza. Cristo, El Mesías prometido, vino como un rey conforme a la profecía de Zacarías 9:9; «He aquí tu rey».

2. CARMESÍ. Este color se relaciona con la sangre. Cristo, nuestro Cordero Pascual, se ofreció a sí mismo como un sacrificio de sangre por la humanidad.

3. BLANCO. Este color se relaciona con la perfección. Cristo fue el Cordero «puro y sin mancha», perfecto.

4. AZUL. Este color se relaciona con el trono de Dios en el cielo; también con lo celestial. Cristo, luego de su sacrificio, fue al cielo y abrió los lugares celestiales a su pueblo.

Las cortinas tenían diseños de querubines y se extendían sobre el rectángulo formado por tas tablas doradas formando así el tabernáculo.

Tres cubiertas de pieles se colocaban encima del armazón del tabernáculo: de pelo de cabras, de piel de carnero teñida de rojo y de pieles de tejones.

LA TIENDA

Esta era la cubierta del tabernáculo (Éxodo 26:7-14). Cubría el recinto una carpa, o tienda, de pelo de cabras. Once cortinas, cada una de 14.05 metros  (45′ 8″; 30 codos) de largo y 1.85 metros (6′; 4 codos) de ancho, unidas con broches de oro para formar una sola pieza de 20.61 metros (67′) de este a oeste y 14.05 metros (45′ 8″) de norte a sur. Sobre esta cubierta había otra de piel de carnero teñida de rojo y encima de todo, otra cubierta de pieles de tejones. Probablemente esta tienda triple sería sostenida por un caballete con costados inclinados. El taberná­culo como tal parece haber tenido el techo plano.

 
Una verja de columnas y cortinas encerraba el atrio del tabernáculo.

EL ATRIO

El tabernáculo estaba cercado con una verja de 46.77 metros (152′) de largo y 23.4 metros (76′) de ancho. Tenía la entrada por el este. Esta cerca era también de cortinas de lino retorcido de 2.33 metros (7′ 7″) de alto y colgadas a unas columnas de 2.33 metros (7′ 7″) entre sí, con molduras y ganchos de plata, asentadas sobre bases de bronce. La puerta al extremo este era de 9.38 metros (30′ 6″) de ancho, en lino azul, púrpura y escarlata. Era la única entrada y salida al recinto.

Era el patio interior del tabernáculo. Allí se encontraban dos muebles muy importantes:

 
El bronce del altar de holocaustos simboliza juicio.

1. EL ALTAR DE HOLOCAUSTO: Era el altar más grande usado para el sacrificio de animales. Era  de 2.33 metros (7′ 7″) de costado a costado y de 1.39 metros (4′ 6″) de alto. Era de tablas de acacia recu­biertas de bronce.

[Tipología]

El bronce es símbolo de juicio.

Este altar estaba casi a la entrada del atrio. Según Levítico 6:9-13, el fuego de este altar no podía ser apagado sino que el sacerdote tenía la encomienda de poner leña sobre él cada mañana. El fuego fue encendido milagrosamente cuando de Dios bajó fuego del cielo y consumió al primer holocausto ofrecido según Levítico 9:24.

 
Los sacerdotes levíticos debían purificarse en la fuente antes de entrar en el Lugar Santo.

2. LA FUENTE: Era un gran envase de bronce diseñado para poder contener agua con el propósito de que los sacerdotes pudieran lavarse tanto las manos como los píes antes de ministrar en el altar o en el tabernáculo. (Durante el estudio de este tabernáculo estaremos aplicando algunos tipos y sombras del Tabernáculo a nuestra era cristiana, pero el grueso de esas figuras retóricas las aplicaremos cuando entremos a la sección del TABERNÁCULO ESPIRITUAL).

 
 
Jehová Dios dispuso que se colocaran tres muebles en el Lugar Santo: a la derecha, la mesa de los panes sin levadura; a la izquierda, el candelero, con sus siete lámparas; y al fondo, frente a la entrada para el Lugar Santísimo, el altar de incienso.

EL LUGAR SANTO

Este recinto medía 9.23 metros (30′) de largo x 4.62 metros (15′) de ancho. Era una de las dos partes en que se dividía el tabernáculo, la más grande por cierto. A este lugar solo podían entrar los miembros de la tribu de Leví que fueran asignados al sacerdocio, no sin antes haberse lavado las manos y los pies. La entrada a este lugar era a través de un velo o cortina, según Éxodo 26:36-37.

En este recinto se encontraban los siguientes utensilios:

1.  El candelero, o candelabro. Pieza hecha de oro macizo. Se componía de una columna central y tres brazos a cada lado. Su costo estimado al día de hoy: $35,000. Tenía su lugar al lado sur del Lugar Santo. Se calcula que medía alrededor de 1.49 metros (4′ 10″) de alto y 1.05 metros (3′ 5″) en su parte más ancha (la parte superior). En total tenía siete brazos: uno central, diseñado con cuatro copas de flor de almendro, manzanas y flores; los restantes seis tenían tres copas en forma de flor de almendro, una manzana y una flor en cada brazo.

-De este candelero, no solo se tiene la descripción dada en Éxodo 26:31-40, sino que en la ciudad de Roma existe un grabado que data del siglo primero de nuestra era, en el famoso ARCO DE TITO, que posiblemente sea una reproducción fiel y exacta del original. Este arco conmemora la victoria alcanzada por el ejército romano y su general Tito, sobre los judíos, en la batalla del año 70 d. C. y donde fue destruido el «Templo de Herodes». Este asunto lo estudiaremos más a fondo cuando entremos de lleno en la profecía de Cristo concerniente a la destrucción del templo judío (Mateo 24).

2. La mesa del pan de la proposición. Esta era una mesa construida de madera de acacia y recubierta de oro. Sus medidas eran de aproximadamente .95 metros (3′ 1/2″) de largo, .46 metros (1′ 6″) de ancho y .62 metros (2′) de alto. En ella se exponían perpetuamente doce panes sin levadura que debían de ser removidos y reemplazados cada día de reposo. Tenía también utensilios de oro tales como platos, cucharas, cubiertas y tazones. El pan que se removía servía de alimento a los sacerdotes. La mesa debía ser colocada al lado norte del Lugar Santo y frente al candelero. En el «Arco de Tito» también aparece la mesa de la proposición siendo llevada a Roma, junto al candelero y a las trompetas sagradas.

3.  El altar de incienso. Este fue construido de madera de acacia y luego recubierto de oro. Medía .97 metros (3′ 2″) de alto y .46 metros (1′ 6″) de costado a costado, o sea, cuadrado. Tenía una especie de cuernos integrados al altar y una cornisa de oro, con anillos debajo de la cornisa para facilitar su transportación. Para esto había también dos varas de acacia recubiertas de oro. Su ubica­ción en el tabernáculo era frente al VELO que separaba el LUGAR SANTO del LUGAR SANTÍSIMO. En este altar Aarón, el sumo sacerdote, tenía que quemar incienso sobre él cada mañana al alistar las lámparas y cada anochecer al encender las lámparas. No se podía ofrecer sobre este altar incienso extraño, ni holo­causto, ni ofrenda, ni libación. Ese fue el pecado de los hijos de Aarón, que ofrecieron «fuego extraño» (Levítico 10:1-2), o sea, una adoración no sincera de acuerdo a lo establecido por Dios. Sin lugar a dudas, se refiere a fuego preparado de modo contrario al divinamente indicado y [tipología] tipifica cualquier entusiasmo religioso generado por medios puramente carnales y no de acuerdo a la mente de Dios.

4.  El velo. Esta pieza construida de lino torcido, azul, púrpura y carmesí con diseños de ángeles bordados, separaba, es decir, servía de «pared» entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Había cuatro pilares o columnas que sostenían la estructura del cortinado, que eran de madera de acacia y estaban revestidas de oro, y las basas de plata, según Éxodo 26:31-33. El velo se suspendía de esta estructura por medio de unos corchetes de oro. De este punto en adelante, solo el sumo sacerdote podía pasar a ofrecer sacrificios por él y por el pueblo, una sola vez al año.

 
En esta representación gráfica, vemos, dentro del Lugar Santísimo del tabernáculo, el arca del testimonio, con el propiciatorio y dos querubines encima. 

EL LUGAR SANTÍSIMO

Este era el recinto donde se manifestaría Dios de ahora en adelante. Medía aproximadamente 4.61 metros (15′) cuadrados. En este lugar se encontraban «el arca» y «el propiciatorio».

1.  El arca: Conocida como «el arca del testimonio» o «el arca del pacto». Era una especie de cofre construido de madera de acacia y recubierta de oro. Medía 1.13 metros (3′ 7 1/2″) de largo por .72 metros (2′ 4″) de ancho y .72 metros (2′ 4″) de alto. En la parte de afuera tenía cuatro anillos de oro en cada esquina, por las que se pasaban unas varas de madera de acacia recubiertas de oro  para facilitar su transpor­tación. Las varas jamás podían ser quitadas del arca. En ella se guardó «el testimonio de Dios«, según Éxodo 25:16. ¿Qué cosas constituyó el testimonio de Dios?

a)  Las dos tablas de la ley

b)  Una vasija con el maná recogido en el desierto

c)  La vara de Aarón que reverdeció

2.  El propiciatorio: Plancha de fino oro macizo que servía de cubierta al arca del testimonio (Éxodo 25:17-21). En la parte superior, a cada extremo había una figura de un querubín con sus alas extendidas y mirando cada uno hacia el arca, de frente uno contra el otro. Tanto la plancha como los querubines eran de una sola pieza. Las alas de los querubines «cubrían» el propiciatorio, de modo que entre los dos querubines y la parte superior del propiciatorio formaban un espacio de donde Dios le hablaría a Moisés todo lo concerniente a Su pueblo. El sumo sacerdote tenía que rociar la sangre del sacrificio sobre el propiciatorio una vez al año para que Dios perdonara todos los pecados del pueblo (Levítico 16:14).

-El arca y el propiciatorio formaban entre sí una sola pieza de manera que se convirtió en el lugar de privilegio donde Dios escogió manifestar Su presencia en medio de Su pueblo (Éxodo 25:21-22), y en cierto sentido también en la sede del trono de Dios.

 FUENTE: https://www.editoriallapaz.org/tabernaculo-terrenal-tabernaculo-espiritual-1.html

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