6º El Masón no hace consistir la Religión en los ritos, ni en los dogmas sino en la moral y en la práctica del bien. Persuadido que el Gran Arquitecto del Universo no ha creado los humanos sino para amarse y socorrerse mutuamente, y que llenar estas dos obligaciones es satisfacer a la ley que le impone la Majestad Divina, hace consistir todo su culto religioso en estas dos máximas: «Haz a tus semejantes lo que quisieras que hiciesen contigo mismo; no hagas a otro lo que tú no quieras que te hiciesen».
7º Si alguno por amor a las ciencias, por envidia, o por curiosidad, deseare ser recibido Masón, debe desde luego informarse como fundamento y piedra angular de todo, si cree en el poder de Dios, y si tiene por él todo el respeto que le es debido como Gran Arquitecto y Poderoso motor de este vasto Universo.
8º Un Masón es obligado a obedecer la ley moral; y si entiende bien el arte Real, no puede caer en las trazas irregulares de un desgraciado libertino, o de un estúpido ateo; ni de ninguna manera obrar contra esta luz interior y secreta de su propia conciencia.
9º Haciendo buen uso de su razón; y en virtud de este acto por el cual un Masón es declarado libre, practicará los puntos más esenciales de la Religión sobre los cuales todos los hombres darán a cada uno su opinión particular, lo mismo que sus formas y las diversas modificaciones; de donde se sigue que todo Masón debe ser bueno, honesto, sincero y fiel; y que en cualquiera parte que pueda hallarse entre ello por la diferencia de secta, y la creencia religiosa, debe seguir en todo tiempo el precioso precepto de obrar con los otros hombres, como él quisiera que ellos obraran con él.
10º Pues que así como los Masones deben por su juramento seguir los más sublimes preceptos, la Masonería se ha hecho el centro de la unión entre Hermanos, y el feliz medio de conciliar y cimentar en un cuerpo a aquellos que de otro modo existirían en una perpetua distancia; por consecuencia, la Masonería aumenta en lugar de disminuir la fuerza de las obligaciones que imponen la religión y la amistad.
11º El verdadero Masón es el hijo de la naturaleza, él declara que si existe para él alguna verdad sentimental, es la de la existencia de un ser autor de todas las cosas; que conoce la necesidad de honrar este ser, cuya admisión es el sistema más consolador, el más propio para engrandecer el alma y transportarla hasta la exaltación de las virtudes.
12º Él huye de toda especie de fanatismo religioso, y de la intolerancia política; sabe que es la fuerza de la razón y no por la vacilante opinión que los hombres deben conducirse, y que las virtudes solamente les distinguen; se somete a las leyes del país que habita; en cualquier lugar que se encuentre, tiene ante sus ojos el deber de reconocimiento al lugar que le abriga, y que nada puede dispensarlos de vivir allí como hombre pacífico.
En fin debe poseer un arte o talentos que le hagan útil a sí mismo y a sus semejantes.
TOMADO DE: ESTATUTOS GENERALES DE LA MASONERÍA (Nueva York, 1826) https://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/1finalidad_de_la_masoneria/estatutos%201826.htm
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