MASONERIA

LOS ILLUMINATI DE ESTADOS UNIDOS Y EL RITO ESCOCÉS ANTIGUO Y ACEPTADO

In document TRAS EL SECRETO DE LA MASONERIA, LOS ROSACRUCES Y LOS ILLUMINATI (página 40-48)

«Una nueva era brilla en Francia para la masonería escocesa, demasiado tiempo perseguida. Sus desgracias han llamado la atención de los masones más ilustres y más profundamente iniciados, que han vuelto a levantar la bandera escocesa, bajo la cual se han colocado las personas más ilustres de Francia.» Código de 1804 de la Gran Logia General Escocesa

de Francia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado Otoño de 1940. Nueva York, Estados Unidos

El mar golpeaba la cara de Richard Holbein. Llevaba una semana de viaje desde su partida de Inglaterra a finales de 1940 y estaba un poco harto de escuchar en los camarotes del barco continuas alusiones al fascismo, a la agresión nazi contra Inglaterra, a la nueva guerra mundial y a la guerra civil que había asolado España. Para él, era más relajante observar el mar infinito desde la cubierta del barco que permanecer en los

41 camarotes escuchando las mismas conversaciones u observando situaciones personales dramáticas. Era cierto que el mundo había cambiado mucho en los últimos años con ascenso del fascismo italiano; la subida al poder de los nazis en Alemania en 1933; el triunfo de Stalin en la URSS, tras la revolución de Octubre de 1917 y la posterior muerte de Lenin; y la victoria en la guerra civil española del dictador Francisco Franco. Pero las penurias, bajo su punto de vista, no podían ser eternas y discutirse sin sentido. Cuando, una semana después, el barco alcanzó la costa de Nueva York Richard sintió un cierto alivio.

Gracias a un discípulo de Crowley que conocía de su anterior etapa en Estados Unidos, Richard encontró alojamiento en un apartamento de Manhattan nada más llegar a Nueva York. Estaba en un inmenso edificio construido en la década de 1920, y parecía un lugar ideal para rodar una película de acción o de gángsteres, más que para refugiar a un buscador como él. Tenía un vestíbulo con escalinatas, unas enormes «arañas» colgadas del techo que daban luz al recinto interior y unos ascensores con puertas de bronce y botones puntiagudos.

El eterno Richard Holbein, tras descansar del viaje durante dos días en su nuevo apartamento neoyorquino, entre recuerdos de otras épocas pasadas en Nueva York, marchó por fin hacia la Gran Logia de Nueva York, tal como le había sugerido Crowley, y consiguió establecer una cita para el viernes siguiente, es decir, para dos días después.

La espera fue tranquila, ya que Richard se distrajo recorriendo las calles de Manhattan, que le recordaban sus andanzas de principios de la década de 1920. Incluso, por un momento, estuvo tentado de acudir a los locales «sexuales» que había visitado con Crowley unos veinte años antes, pero al final lo desechó. Pensó que para ir a esos locales se necesitaba estar acompañado de una «Bestia», y nunca mejor dicho. Por cierto, de Crowley, en aquellos momentos, sólo sabía que durante la última década había tenido graves problemas judiciales, fue multado y estuvo a punto de ser encarcelado tras varios sonoros juicios sensaciónalistas que aireó la prensa inglesa. Daba la impresión de que el conservadurismo se estaba apoderando de todas las parcelas de la sociedad.

El viernes, en el lugar y a la hora en punto acordada, Richard se presentó vestido y tocado con un sombrero, y de inmediato apareció el personaje de la Gran Logia de Nueva York, que debía reunirse con él. Era un tipo elegante, de unos sesenta años, delgado, de ojos azules, pero algo serio y comedido, que se presentó como Sonny. Tendió la mano a Richard y ambos marcharon a un café cercano, desde donde a través de sus ventanales se divisaba una de las avenidas más concurridas de Manhattan. A Richard le encantaron la puntualidad y las buenas maneras del norteamericano, y tuvo la impresión de que podía llegar lejos con gente así. A esas alturas de la búsqueda de la palabra perdida, sabía que los acompañantes podían ser decisivos.

El local escogido para tomar un café y charlar estaba lleno de humo y de gente bien vestida, a pesar de que los felices años veinte empezaban a quedar lejos, demasiado lejos. Tras ser atendidos por un camarero, el tipo elegante de la Gran Logia rompió el silencio.

—Le agradezco su contacto y puntualidad. Aleister, el cual le ha puesto en contacto con nosotros, es un tipo excelente, aunque algo excéntrico. Es masón de los grados 33° y 96°, pero tiene una visión extraña de la iniciación, por lo cual nos ha criticado en algunos de sus últimos escritos. Eso puede ser debido a su relación con la OTO y el Rito de MemPhis-Misraim. Nosotros le conocemos bien y no se lo tenemos en cuenta; sí le agradecemos el detalle que ha tenido al ponerle en contacto con nuestra Gran Logia —explicó Sonny mientras daba un sorbo a su taza de café.

Richard asintió con la cabeza. Y Sonny prosiguió.

En el pasado, nadie sabía muy bien de qué parte estaba Crowley, pero tengo entendido que en los últimos años ha realizado un servicio excelente para Inglaterra espiando a las organizaciones alemanas ocultistas. Es una labor muy digna y encomiable, en un momento en que los nazis están mostrando escasa ética hacia los judíos.

«Judíos, judíos, judíos…», escuchó Richard en el interior de su mente. Sonny arqueó las cejas en espera de la respuesta de Richard.

—No dude de que es así. Tengo ascendencia judía e informaciones que apuntan en esa dirección. Los judíos alemanes ya no tienen derechos. Creo que una situación similar ocurre en España con los masones — replicó Holbein dando un suspiro.

—Lo que ocurre en España con los masones no tiene nombre en nuestro siglo —se apresuró a responder Sonny—. La II República Española, que duró entre 1931 y 1939, fue votada por el pueblo, y el levantamiento militar de 1936, encabezado por el general Franco, consiguió liquidarla en una guerra civil de tres años. Franco es un obseso con problemas psicológicos que ha desencadenado una persecución cruenta contra la masonería española—. Sonny volvió a mirar a Richard esperando una respuesta.

—¿Problemas psicológicos? —preguntó éste un tanto sorprendido.

—Sí. El padre de Franco, un ultraliberal simpatizante de la masonería y crítico con la Iglesia católica, abandonó su hogar y maltrató a Franco cuando era pequeño. Él se quedaba desolado cuando recibía los malos tratos y las palizas paternas y estaba del lado de su madre ultraconservadora, una tal Pilar. Franco quedó traumatizado por la situación y heredo de su madre un catolicismo ultraconservador y un odio patológico hacia el liberalismo y la masonería, que asociaba a su padre. La reciente Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo aprobada en España está llevando a nuestros hermanos españoles hacia un genocidio, por culpa del trauma infantil de Franco. Sin embargo, la masonería actual tiene otros problemas que no son culpa de Franco, en absoluto son culpa de él —sentenció en forma de susurro Sonny. —¿Otros problemas? —preguntó

con sequedad Holbein. —Pues, sí. Franco es antimasón, pero algunos conservadores, fascistas e incluso nazis, a pesar de que al final han prohibido la masonería, tienen unos nexos con ésta que nos parecen preocupantes y confirman la derechización de la orden por parte de elementos conservadores que quieren adulterarla. La masonería es una orden iniciática que busca el progreso de sus miembros y de la sociedad. Los conservadores creen que la realidad es siempre igual. En un principio, los conservadores, con los Papas católicos a la cabeza, combatieron a la masonería y su naturaleza progresista y ahora optan por infiltrarla, adulterarla y reconducirla hacia posturas conservadoras. ¿Conoce al francés Rene Guenón? —preguntó Sonny a Richard.

—No —respondió éste.

—Guenón es una trampa para incautos. Es un veneno vertido sobre el corazón mismo de la masonería. Su formación masónica e iniciática le permite desviar a ciertos masones hacia planteamientos ultraconservadores y adulterar la tradición progresista de la masonería. Les invita a abrazar causas conservadoras para que los masones dejen de buscar el anhelado progreso. Guenón es el opio de la masonería, un opio que aumentará con el avance del siglo —comentó Sonny.

«Opio, opio, opio…», escuchó Richard con insistencia dentro de su mente.

—Por lo que dice, parece que ese francés busca que los masones se conviertan en una especie de curas, contrarios a la tradición masónica, que incluso participó en la Revolución francesa —exclamó Richard recordando la toma de la Bastilla en la que él había participado unos ciento cincuenta años antes.

—Exacto, exacto… Creo que me ha comprendido. Guenón, por otra parte, presenta una especie de inestabilidad psicológica muy marcada. Ha sido masón, martinista, neotemplario, obispo gnóstico, aunque ahora se decanta por el hinduismo y el credo musulmán… ¿Conoce la Sociedad de Thule? —preguntó Sonny a Richard arqueando las cejas. —Sí. Creo que es una Orden secreta nazi —respondió el segundo.

—No exactamente. La Sociedad de Thule es otra versión de la infiltración de elementos conservadores, en este caso nazis, en el seno de la masonería. En 1901, Rudolf von Sebottendorf fue iniciado en una logia masónica turca. Y en 1910 Sebottendorf decidió fundar su propia sociedad secreta, la Sociedad de Thule, que basó en una mezcla de francmasonería y misticismo ario. En 1918, la Sociedad de Thule tenía más de doscientos miembros en Munich, y en sus filas se incluían jueces, abogados, jefes de policía, aristócratas, profesores universitarios, científicos, empresarios, todos muy conservadores y racistas. Ese fue el embrión del partido nazi y no otro. La obra más famosa del curioso Sebottendorf es La práctica operativa de la antigua francmasonería turca —puntualizó Sonny.

—Me deja sorprendido… —balbuceó Richard extrañado—. No pensaba que el problema alcanzase tales extremos. La verdad es que el caso de la Sociedad de Thule, de Guenón y de otros conservadores podría tener su origen o muy probablemente tiene su origen en el conservadurismo de la masonería llamada regular… No olvidemos que fue fundada por dos pastores protestantes que no estaban iniciados.

—Nosotros opinamos lo mismo, pero hay algunos hermanos de la Gran Logia que se resisten a aceptar esta realidad —exclamó Sonny, pidiéndole calma a Richard con su mano izquierda—.Otro dato apunta en la misma dirección. En el verano de 1937, los franquistas tomaron Málaga y algunas zonas del norte de España, y la represión antimasónica horrorizó a los propios fascistas italianos. Mussolini era socialista en su juventud y muchos jerarcas fascistas, como Balbo, De Bono, Grandi o Farinacci son masones, lo cual permite entender ese horror ante la represión franquista, a pesar de que no se comprendió en su momento. Un dato anecdótico referente a esta cuestión es que Mussolini se deja aconsejar desde hace un tiempo por un personaje tragicómico con delirios de grandeza y una mente fabuladora: el esoterista Julius Evola.

Sonny sorbió café. Tras la explicación se produjo un silencio sepulcral de casi un minuto. Richard y Sonny se dedicaron a mirar a las personas y los coches que pasaban por la avenida de Manhattan, olvidando poco a poco los problemas de la masonería y las atrocidades de la guerra civil española y de la guerra mundial. Finalmente, Richard se dirigió a Sonny.

—Para terminar con lo expuesto sobre los conservadores, me gustaría que me respondiese a una pregunta muy concreta. ¿Podemos entender que los conservadores son los que adulteran la masonería y la intentan reconducir hacia Posiciones antiprogresistas y antirrevolucionarias de otro tiempo?

—Exacto. Ni más ni menos —respondió Sonny.

Sonny y Richard bebieron café y éste se acomodó mejor en su silla, miró a Sonny y creyó que había llegado el momento de exponer sus necesidades iniciáticas, relacionadas con la búsqueda de la palabra perdida.

—La masonería de Estados Unidos está más bien libre de culpa. Y estoy deseoso de escalar dos altos grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, grados que se otorgan en la Gran Logia de Nueva York: el Caballero Kadosh o grado 30° y el Soberano Gran Inspector General o grado 33°. De momento, he sido iniciado en los otros grados inferiores del Rito Escocés, incluido el Soberano Príncipe de la Rosacruz el grado 18°, el cual me fue otorgado por Crowley.

Sonny miró fijamente a Richard durante unos instantes y se apresuró a responderle con una sonrisa.

—Querido hermano, durante la conversación he imaginado su condición de masón de alto grado y algún deseo como el que expresa, y, de hecho, eso me ha animado a explicarle nuestras preocupaciones sobre la masonería actual. Para nosotros, es un orgullo iniciarle en esos dos grados que usted solicita. Lo consultaremos con Crowley sin demora y seguro que no habrá problemas. Poco después del histórico año de 1717, había ya logias en Boston y Nueva York. El desarrollo de la masonería en la época colonial fue grande y después de la Independencia se extendió con éxito de una costa a otra. Benjamin Franklin fue el masón más

43 destacado de aquel período. Los grandes hombres de la Independencia fueron masones y dieron a la Declaración de Derechos y a la Constitución de Estados Unidos el tono ético y democrático que la caracteriza. Desde entonces, casi todos los presidentes han sido masones: Washington, Monroe, Jackson, Gardfield, los dos Roosevelt… Nosotros somos masones norteamericanos poco conservadores y estaremos encantados de iniciarle en esos dos altos grados que solicita.

Richard sonrió y dio las gracias al hermano Sonny por su cortesía y aprobación. Dijo que esperaría a que lo avisasen. Antes de salir del café, el hermano Sonny le extendió un curioso documento sobre la historia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y le recomendó leerlo. Entonces, ambos hermanos se despidieron, no sin antes realizar el signo de orden del grado 18° del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Soberano Príncipe de la Rosacruz, conocido como el signo del Buen Pastor, y la señal de reconocimiento del mismo grado, basada en cerrar la mano derecha, en levantarla hasta la altura de la cabeza, en señalar el cielo con el índice y en decir «arriba está Dios», mientras el otro hermano señala el suelo y exclama «y en la Tierra también». Varios de los presentes miraron a los dos hermanos de reojo al observarlos en posiciones tan ajenas a las convencionales, sin entender qué ocurría.

Los días anteriores a ser avisado por la Gran Logia de Nueva York, Richard se paseó por la ciudad; pensó que aún no había hablado con los hermanos sobre los illuminati de Estados Unidos; recordó con insistencia cómo había ascendido por los grados de Aprendiz, Compañero, Maestro y Soberano Príncipe de la Rosacruz en varios ritos masónicos ajenos al Rito Escocés Antiguo y Aceptado durante su búsqueda de la palabra perdida; y leyó el largo documento entregado por el hermano Sonny, un documento que aclaraba la misteriosa y laberíntica evolución del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

«EL RITO ESCOCÉS ANTIGUO Y ACEPTADO

»[…] El primer rito escocés fue el Rito Escocés Filosófico de la Logia Madre de Marsella, creado alrededor de 1750, con 18 grados: Aprendiz, Compañero, Maestro, Maestro Perfecto, Gran Escocés, Caballero del Águila Negra, Comendador del Águila Negra, Rosa Cruz, Verdadero Masón, Caballero de los Argonautas, Caballero del Vellocino de Oro, Aprendiz Filósofo, Adepto del Águila y del Sol, Sublime Filósofo, Caballero del Fénix, Adepto de la Madre Logia, Caballero del Iris, Caballero del Sol.

»Después del primer Rito Escocés Filosófico, el escocismo masónico evolucionó y surgió el Rito de Heredom o de Perfección, compuesto por el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente, formado en París en 1758. Este consejo se propuso reunir en 25 grados los grados escoceses y templarios.

»Tras los tres grados simbólicos (Aprendiz, Compañero y Maestro Masón), el Rito de Heredom o de Perfección se compuso de los grados: Maestro Secreto, Maestro Perfecto Secretario íntimo, Intendente de los Edificios, Preboste y Juez Maestro Elegido de los Nueve, Maestro Elegido de los Quince, Elegido Ilustre-Jefe de las Doce Tribus, Gran Maestro Arquitecto, Caballero Real Arca, Gran Elegido Antiguo Maestro Perfecto, Caballero de la Espada de Oriente, Príncipe de Jerusalén, Caballero de Oriente y Occidente, Caballero Rosacruz, Gran Pontífice o Maestro Ad Vitam, Gran Patriarca Noaquita, Gran Maestro de la Llave de la Masonería, Príncipe del Líbano-Caballero Real Arca, Caballero del Sol-Príncipe Adepto-Jefe del Gran Consistorio, Ilustre Caballero-Gran Comendador del Águila Blanca y Negra-Gran Elegido Kadosh, Muy Ilustre Príncipe Soberano de la Masonería-Gran Caballero Sublime Comendador del Real Secreto.

»Pero, dado lo intrincado de un sistema de tantísimos grados, antes de aparecer y asentarse el Rito Escocés Antiguo y Aceptado de 33 grados, el escocismo masónico evolucionó hacia la simplificación de grados. Así, el Soberano Consejo de los Caballeros de Oriente, que se separó en 1762 del Consejo de los emperadores de Oriente y Occidente y del Rito de Heredom o de Perfección de 25 grados, suprimió los 10 grados que seguían a los 15 primeros y, por tanto, los grados quedaron reducidos a 15. En aquella época, otros ritos escoceses simplificados, como el Rito de San Martín, el reformado de Tschoudi o el Rito de los Filaletas aportaron al posterior Rito Escocés Antiguo y Aceptado grados tan notables como el Caballero Kadosh en su vertiente más mística. Este grado histórico fue parte del Rito de San Martín, del escocismo reformado o incluso, de dos ritos masónicos anteriores: el Rito de Swedenborg (1721) y el Rito Moderno o Rito Francés (1761).

»Importado el Rito de Perfección de 25 grados a América por el hebreo Esteban Morín, tras recibir éste una patente del rito, el número de grados se amplió y nació el Rito Escocés Antiguo y Aceptado de 33 grados, con renovados grados como el del Caballero Kadosh citado. Reunidos en Charleston (Carolina del Sur) cinco hebreos, John Mitchell, Federico Dalcho, Manuel de la Mota, Abraham Alejandro e Issac Auld, con Morín al frente, se creó el Supremo Consejo de la Masonería denominada Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El primer Supremo Consejo se dio a conocer por una circular expedida el 4 de diciembre de 1802, y destaca la historia que hace referencia a un origen medieval y al rey Federico II de Prusia.

»El general Albert Pike (1809-1891), uno de los dirigentes masónicos (Rito Escocés, jurisdicción sur) de la masonería de Estados Unidos y autor de uno de los tratados masónicos más célebres, Moráis and Dogma of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry, fue el iniciado que pulió el rito. Abogado, estudioso de las religiones, general en el ejército de la Confederación durante la guerra civil, Soberano Gran Comendador del Rito Escocés en la jurisdicción sur de Estados Unidos desde 1859 hasta 1891, Pike resultó la autoridad indiscutible para asentar el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

»LOS GRADOS DEL RITO

»LOGIAS SIMBÓLICAS-MASONERÍA AZUL 1. Aprendiz

2. Compañero 3. Maestro

»LOGIAS DE PERFECCIÓN-MASONERÍA ROJA 4. Maestro Secreto

5. Maestro Perfecto 6. Secretario íntimo 7. Preboste y Juez

8. Intendente de los Edificios 9. Maestro Elegido de los Nueve 10. Ilustre Elegido de los Quince 11. Sublime Caballero Elegido 12. Gran Maestro Arquitecto 13. Real Arco

14. Gran Elegido y Perfecto Masón

»CAPÍTULOS-PROSIGUE LA MASONERÍA ROJA 15. Caballero de Oriente o de la Espada

16. Príncipe de Jerusalén

17. Caballero de Oriente y Occidente 18. Soberano Príncipe Rosacruz

»AREÓPAGOS O CONSEJOS-MASONERÍA NEGRA 19. Gran Pontífice o Sublime Escocés

20. Venerable Gran Maestro Ad Vitam 21. Noaquita o Caballero Prusiano

22. Caballero del Real Hacha o Príncipe del Líbano

FUENTE: https://1library.co/article/illuminati-unidos-rito-escocés-antiguo-aceptado.4zpk1n7y

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