EDUCACION E HISTORIA

Ana Frank: la contrainvestigación de un agente del FBI jubilado que se volvió en su contra

¿Quién entregó a la familia Frank a los nazis en 1944? En Estados Unidos, un agente del FBI jubilado decidió reabrir el caso utilizando métodos de investigación modernos y Maxime Jacob nos cuenta cómo su cruzada se volvió en su contra.

POR MAXIME JACOB

Ana Frank la contrainvestigación de un agente del FBI jubilado que se volvió en su contra
PAUL FLEMING

El pasado mes de enero, en France 5, el dulce y familiar rostro de una niña apareció en el fondo del plató de C à vous y los telespectadores conocieron la noticia: 76 años después, un equipo de investigadores estadounidenses-holandeses acababa de identificar al hombre que había denunciado a la familia de Ana Frank ante los nazis. ¿Era un informador antisemita, como tantos otros en los Países Bajos en la década de los cuarenta? En absoluto. Según los investigadores, los Frank fueron entregados por un notario judío de Ámsterdam, Arnold Van den Bergh, quien facilitó la dirección de la familia a los alemanes para evitar ser deportado.

A primera vista, la información parece sólida. Para resolver este histórico caso, 30 investigadores trabajaron durante seis años bajo la dirección de Vince Pankoke, un exagente del FBI con experiencia en casos difíciles. Y estos investigadores no escatimaron esfuerzos. Se hicieron con archivos inéditos, analizaron miles de documentos, contactaron a historiadores, pusieron a trabajar a psicólogos e incluso utilizaron la inteligencia artificial para dar sentido a las montañas de datos recopilados. En definitiva, un trabajo profesional, acompañado de la publicación simultánea de un libro (¿Quién traicionó a Ana Frank?, de Rosemary Sullivan, editado por Harper- Collins) para dar aún más eco a esta “primicia histórica”.

El 18 de enero, la presentadora de C à vous no fue la única en transmitir la noticia. En unas horas, los medios de comunicación de todo el mundo difunden con gran exaltación el bombazo: Ana Frank fue entregada a los nazis por un judío. Una revelación que es un regalo del cielo para los antisemitas. ¿No empezó el tabloide MailOnline con las malintencionadas insinuaciones al publicar un artículo titulado: “Ana Frank fue traicionada por un notario JUDÍO”, cinco letras en mayúsculas que lo dicen todo… Además, los comentaristas lo advierten con insistencia en todas las plataformas: la investigación del exagente del FBI corre el riesgo de despertar demonios no tan antiguos.

Fotografía de Ana Frank.
Fotografía de Ana Frank. THE GRANGER COLLECTION, NEW YORK / CORDON PRESS

En realidad, generó sobre todo una avalancha de cuestionamientos. Al día siguiente, la Casa de Ana Frank, un museo de Ámsterdam dedicado a la historia de la joven, comunicó que consideraba que “se necesita indagar más” para averiguar la verdad. Más incisivo, The New York Times publicó una investigación que puso en entredicho las conclusiones de Pankoke. La autora, Nina Siegal, es una periodista independiente afincada en Ámsterdam y dio la palabra a varios especialistas en la Shoah [catástrofe en hebreo y término con el que la comunidad judía se refiere al Holocausto] que señalaron la debilidad de las pruebas y rebatieron el argumento. “Una vez más, se culpa a los judíos”, lamentó Laurien Vastenhout, médico de la Universidad de Ámsterdam. Dos meses más tarde, el 22 de marzo, seis historiadores holandeses desmontaron punto por punto el trabajo del exagente del FBI, calificándolo como “un frágil castillo de naipes”. Según explicaron, es el propio método el que plantea un problema: el equipo de Vince Pankoke elaboraba hipótesis basadas en simples suposiciones, las consideraba ciertas y las utilizaba como base para dar el siguiente paso. “Si una sola de ellas es falsa, las pistas anteriores se desmoronan”, observaron los académicos. Para uno de ellos, todo el asunto “es sintomático de una investigación incriminatoria. […] Es este tipo de método el que envía a gente inocente a la cárcel”.

Ambo Anthos, la editorial de la versión holandesa del libro de Rosemary Sullivan, se vio afectada. Al día siguiente de la publicación del informe, anunció que retiraba el libro de la venta. A principios de este verano, el editor estadounidense no había tomado la misma decisión y el libro seguía vendiéndose en casi todo el mundo, incluida Francia. Pero la tesis que postula está ahora en duda.

Ante estos cuestionamientos y con su investigación o, peor, su honestidad intelectual en entredicho, me pongo en contacto con Vince Pankoke. ¿Cómo se siente al respecto? ¿Y qué opina de la forma en que se ha comunicado su investigación? Eran preguntas que tenía que hacerle. Lee mi solicitud de entrevista y llega la respuesta: OK para una cita vía Zoom. “Tengo el corazón roto”, me explica enseguida, sentado en su salón de Fort Lauderdale (Florida). Tiene 65 años, el pelo cano y se muestra tranquilo y metódico. Como era de esperar, Pankoke no soporta que se estigmatice su investigación. Mientras que, en su opinión, hoy debería estar cosechando los frutos, ahora se dedica a enviar derechos de réplica a sus detractores. Está especialmente enfadado con Bart Van der Boom, historiador holandés de la Universidad de Leiden, al que acusa de dirigir una cruzada personal contra él. También muestra su disconformidad con los periodistas que han transmitido las críticas sin tomarse la molestia de escuchar su versión. Su actitud me recuerda a la de esos agentes federales de las series de televisión abandonados por sus superiores, pero decididos a mantener su investigación a pesar de todo. ¿Cómo acabó un hombre con tanta experiencia metido en este lío? Es una historia muy larga.

Los lobos de Wall Street

Vince Pakoke nació en 1957 en Johnstown, al oeste de Pensilvania, una pequeña ciudad sin salida al mar en los Apalaches. Creció en una familia de ascendencia alemana en la que era costumbre servir a la patria. “Eso es probablemente lo que me hizo querer entrar en el FBI”, me dice. Sus primeros años de servicio fueron como un episodio de Fargo: él y tres agentes federales eran los responsables de asegurar una cuarta parte del estado de Wisconsin, una zona rural con más osos y ciervos que personas. Los casos interesantes eran raros y el clima, gélido de noviembre a mayo. En 1992 lo trasladaron a Florida, a una oficina prestigiosa y bien equipada. Fue allí, entre las palmeras y la playa, donde su carrera dio un nuevo giro. Desde 1971, el gobierno federal implementó lo que los libros de historia han denominado la “Guerra contra las Drogas”, una costosa política de lucha contra los carteles. Vince Pankoke fue asignado para coordinar una unidad de escuchas telefónicas. “Interceptábamos sobre todo las conversaciones de los traficantes colombianos de nivel medio”, afirma. “Los arrestábamos, les pedíamos que trabajaran para nosotros y así llegábamos a los peces gordos”. Este minucioso trabajo condujo a la detención de Carlos Montoya Sánchez, jefe del Norte del Valle, uno de los principales carteles colombianos.

Pasaporte de Ana Frank sobre el diario que escribió hasta el 4 de agosto de 1944 cuando fue detenida.
PARA LA HISTORIA – Pasaporte de Ana Frank sobre el diario que escribió hasta el 4 de agosto de 1944, cuando fue detenida. PERSONALITIES/CORDON PRESS

En junio de 2016, el exigente del FBI recibió una extraña llamada: “tenemos algo para ti”

Tras el 11 de septiembre, la Guerra contra las Drogas dio paso a la Guerra contra el Terror, y a Pankoke se le pidió que pusiera su atención en los teléfonos de los islamistas. “Hasta finales de 2001, me dediqué a analizar los datos de los móviles de los terroristas, siete días a la semana”. Una vez más, su paciente búsqueda ayudó a avanzar las investigaciones sobre los atacantes del World Trade Center. En 2008 llegó otro cambio de escenario. Esta vez fueron los lobos de Wall Street y los políticos corrompidos por el sistema financiero a los que se le pidió que vigilara tras el estallido de la burbuja de las hipotecas basura. “Un tipo me ayudó a entrar en el distrito comercial de Nueva York, pero aún así tuve que esperar para entender cómo funcionaban las cosas”, cuenta. El caso en el que participó permitió la detención de Ross Mandell, el chico malo de Wall Street. “Era una especie de Gordon Gekko [el personaje de la película Wall Street] que presionaba a los inversores por teléfono para que vendieran”. Mandell fue finalmente condenado a 12 años de prisión.

Así, durante más de 20 años, Pankoke desempeñó un papel clave en los episodios más delicados de su país. Pero a los 57 años, la edad legal de jubilación en su campo, tuvo que dejar su trabajo. ¿Qué iba a hacer a partir de entonces con su vida este hombre necesitado de acción?

La memoria de su padre

La respuesta se la dieron el cineasta Thijs Bayens y el periodista Pieter van Twisk. En 2016, a 7.500 kilómetros de las playas de Florida, estaban trabajando juntos en un proyecto de documental sobre Ana Frank, pero tenían problemas para conseguir nuevas revelaciones sobre un tema tan manido. “Thijs quería reconstruir la secuencia de acontecimientos que condujeron a la detención de Ana Frank y su familia”, cuenta Pieter van Twisk por teléfono. Sus padres formaron parte de la resistencia y habían escondido a los judíos durante la ocupación.

En 2016, los dos hombres buscaban un método y un ángulo que les permitiera resolver el caso. En Holanda, el diario que Ana Frank escribió mientras se escondía en el número 267 de Prinsengracht es un doloroso recordatorio de la colaboración con los nazis. Las cifras hablan por sí solas: casi el 80% de los 140.000 judíos de Holanda fueron exterminados, un porcentaje solo superado por Polonia. Y los supervivientes de los campos de concentración recibieron una acogida bastante hostil tras la liberación. “Tengo la impresión de que muchos holandeses todavía se sienten culpables por el Holocausto”, dice Van Twisk. “Por eso quisimos confiar la investigación a un detective extranjero”. Además, los dos habían oído hablar de un excelente agente retirado del FBI que podría, según les dijeron, cumplir con el cometido.

En 1945, el soldado Vince Pankoke participa en la liberación de un campo nazi. La imagen de los muertos y el estado de los supervivientes le marcará la vida.

Así fue como, en junio de 2016, Pankoke recibió una extraña llamada desde Europa. “Si has terminado de tomar el sol en la playa, tenemos un trabajo para ti”. Quien hablaba era un agente holandés, al que había conocido cuando trabajaba con la policía del país, y que era una referencia en el campo de la infiltración. A primera vista, la propuesta parecía un poco rara: el caso tiene 72 años, no hay escena del crimen y él no es un especialista en casos sin resolver.

El investigador Vince Pankoke frente a su muro de sospechosos en Nueva York en 2021.
¿CULPABLES O INOCENTES? – El investigador Vince Pankoke, frente a su muro de sospechosos en Nueva York en 2021. EFE/PANKOKE

FUENTE: https://www.revistavanityfair.es/articulos/ana-frank-contrainvestigacion-agente-fbi-jubilado?fbclid=IwAR1ilLMUOraMOrjVrjO-czMRup2RqmNGBii2LnujBVMoEX2P9QQK__GHsak

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