MASONERIA

La masonería hoy

Autor: Esteban Crevari


Masonería, democracia, república y ciudadanía.

A partir de la reforma constitucional de 1994 se enfatizó la necesidad de establecer bases sólidas para el afianzamiento y estabilidad del sistema democrático argentino.

En tal sentido debe comprenderse el artículo 38, el cual sostiene que “Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático”.

De este modo, jerarquizando el libre accionar partidario se fortalece el sistema y se erige un andamiaje institucional bajo el cual se procura asegurar los beneficios de la libertad, la representación de las minorías, el acceso a la información pública, y la difusión de las ideas, lo que supone un reconocimiento categórico de la democracia, que lejos de ser una mera forma de gobierno, es ubicada y entendida como un verdadero modo de vida.

Por supuesto que a la luz de tan destacado reconocimiento, se podría analizar -a casi treinta años de la reforma constitucional- los aportes que el sistema de partidos realmente puso de manifiesto en favor del sistema democrático. Sin embargo, un análisis de este tipo escapa a la presente nota.

Lo que sí se cobra relevancia aquí, no sólo es lo enunciado expresamente en la Constitución Nacional, sino además lo que de ello se infiere, es decir, el sustancial aporte de las instituciones civiles forjadas bajo un ambiente social democrático, aspecto que pone en evidencia que la evolución y mejora del sistema no es un asunto exclusivamente de naturaleza partidista.

Desde este punto de vista, vale la pena analizar el presente de una institución singular como es la Masonería Argentina. Con sólo explorar la historia nacional resulta evidente su relevancia y su aporte en favor de los valores democráticos y republicanos, desde los orígenes mismos hasta la actualidad, y con unos catorce presidentes argentinos iniciados en los “Augustos Misterios” de la Masonería.

No obstante, lo que importa aquí no sólo es el vector histórico que la Masonería representa, recorriendo longitudinalmente la historia patria, sino lo que esta representa hoy, contribuyendo al fortalecimiento del sistema democrático. Es que la Masonería actúa a través de sus miembros, siendo estos muchas veces sujetos con actividad partidaria manifiesta, infundiendo sus valores fundamentales: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Mediante esta tríada conceptual, la Masonería procura contribuir a la armonía y la paz social, valores esenciales de la democracia como forma de vida. Se trata de una relación dinámica profunda que redunda en la materialización de un escenario tan tolerante como convergente desde dos valores que en sí son intrínsecamente antagónicos. Vale la pena profundizar un poco en ello.

¿Cómo sería un mundo absolutamente libre? Aunque pueda resultar difícil de imaginarlo, resulta evidente que bajo una lógica semejante la variable de ajuste en este caso sería la igualdad, hasta su desaparición. El ejercicio irrestricto e ilimitado de lo propio, la vigencia unívoca del egoísmo, bajo esta hipotética situación, tornaría imposible toda posibilidad de asistencia recíproca y ecualización social. Como la libertad del zorro en el gallinero, para graficarlo de alguna manera.

Y en términos semejantes, ¿cómo sería un mundo absolutamente igual? Más allá de toda persecución basada en la pretensión de justicia, no es difícil avizorar un mundo chato, carente de la menor libertad y en el que los hombres estarían subsumidos a una uniformidad de esclavitud y alienación. El mundo de Orwell graficado en su capital obra 1984, como otras tantas producciones distópicas semejantes, nos permiten hacernos una idea de ello, sin dejar de considerar situaciones históricas reales bajo las cuales la Humanidad se vio relegada a una pretensión igualitarista, y bajo la cual se procuró socavar hasta el menor reflejo de libertad.

Conforme a ambos panoramas desoladores surge como verdadera síntesis dialéctica, el valor de la Fraternidad, ubicándose como una portentosa amalgama capaz de lograr la coexistencia armónica de dos paradigmas de por sí tan opuestos. Más allá de todo propósito basado en el monopolio de lo individual o colectivo, la Fraternidad irrumpe de un modo categórico, uniendo y haciendo posible la vigencia de un valor tan caro para la democracia como la tolerancia, que a su vez hace posible la materialización de otros valores socialmente concurrentes como el respeto al disenso, la libertad de expresión, elección y culto, los derechos humanos, etcétera.

Es frecuente encontrar artículos de opinión en los cuales se trata de dilucidar el propósito de una institución como la Masonería. En ellos, además de aquellos brulotes que ridículamente recurren a planteos medievales que homologan maliciosamente a la actividad masónica con el culto satánico, también se hace referencia a descripciones que se circunscriben básicamente a las formas, de por sí curiosas, que la institución aplica en su funcionamiento interno, sin llegar al fondo verdadero que se presenta en el espíritu y la mente de cada uno de sus iniciados.

Es cierto que en la Masonería el secreto parece ser una característica singularmente especial. Tiene que ver con su carácter innegablemente iniciático, como también con las precauciones que la institución en todo el mundo se vio muchas veces obligada a poner en práctica para preservar la integridad física de sus miembros frente a la persecución criminal política, policial o religiosa. Más allá de ello, tal vez resulte más apropiado hablar de discreción, considerando la política comunicacional de puertas abiertas de la institución masónica en la actualidad para con la opinión pública y la sociedad en general.

Si alguien deseara conocer verdaderamente cuál es el propósito de la Masonería, la respuesta se encuentra a la vista, encajando cómodamente en aquella frase de Antoine de Saint-Exupery: “lo esencial es invisible a los ojos”.

La Masonería, institución que se presenta como adogmática, laica, filantrópica, filosófica y progresista, piensa, discurre y construye a través del ideario republicano. Su concepción del mundo, así como su organización interna, se basa estrictamente en el principio de división de poderes, la circulación del poder, la alternancia y el carácter representativo. Sus “sagrados misterios” no son sino un compromiso en favor de la humanidad y la armonía universal.

A través de tal esquema funcional, sujetos de la más variada procedencia, cultura, formación o condición social convergen en ideas de construcción y crecimiento, dejando de lado diferencias de origen y prejuicios, y contribuyendo a una tarea tan cara para la democracia como es la de contribuir a forjar ciudadanía. Sus métodos cognitivos se sustentan con la enseñanza simbólica como principal recurso, permitiendo así acercar posiciones no siempre semejantes en cuanto al origen social de cada uno de sus miembros. La moral que se desprende de sus juramentos constituye la base programática por antonomasia. Su vida interna cuenta con organismos burocráticos que se controlan y equiparan entre sí bajo equilibrios y balances de poder.

La Masonería sostiene la unidad desde el principio de la diversidad. El desafío fundamental pasa por reunir lo diferente en aras del bien común. El encuentro de Guayaquil entre Bolívar y San Martín, como el desenlace de la Batalla de Pavón, probablemente adquieran una significación distinta si son leídos e interpretados a la luz del acuerdo y la concordia entre masones, más allá de todo interés o frontera territorial.

Con los partidos políticos como actores protagónicos, la democracia se construye entre todos. La Masonería Argentina por supuesto que no es la única institución bajo la cual el citado artículo 38 de la Constitución Nacional adquiere vida en términos sociales. A pesar de las vicisitudes que nos comprenden como país, aunque el grado de visibilidad pública no resulte semejante, existen numerosas instituciones sociales bajo las cuales día a día se construye ciudadanía, democracia y república. Y ello, más allá de nuestros problemas de coyuntura, es motivo de celebración y optimismo

FUENTE: https://www.nuevospapeles.com/nota/la-masoneria-hoy

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