MASONERIA

CÓMO CONSTRUIMOS CIUDADANÍA DESDE LA MASONERÍA 

Por: Glauco Torres Rojas, profesor.

Estimados amigos: Mi más cordial y fraternal saludo a todos ustedes, damas y varones, presentes hoy por sus destacables virtudes.
Y mi agradecimiento al profesor Daniel Sáez por la invitación que me hizo para aportar a este importante encuentro ciudadano.
Vayamos, pues, a lo que nos convoca.

Tal vez como nunca antes, la sociedad actual se desenvuelve a través de un cúmulo de realidades diversas, enmarcadas por creencias, formas de vida, códigos morales y lenguajes de la más variada índole, lo que hace cada día más difícil la comunicación entre los individuos que sobreviven en un mismo territorio y lugar, inclusive en el seno de las propias familias. No siempre fue así.

En esta charla trataremos de reflexionar sobre la forma cómo los seres humanos hemos evolucionado desde vivir en pequeños grupos trashumantes, funcionales a una economía de recolección, hasta crear esa institución cada día más compleja que es la ciudad, cuyas condiciones de vida condujeron al concepto de ciudadanía con sus múltiples condicionantes y obligaciones.
Eso por una parte.

Por la otra, hemos de intentar relacionar la complejidad de la vida actual con la comprensión y la práctica de valores que hagan posible la convivencia y de qué modo los principios masónicos orientan el actuar de quienes aspiran y trabajan día a día por construir una sociedad mejor y una vida más propiamente humana.

Mas, como sabemos que las palabras crean realidades, vamos a hablar primero de ciudadanía, así nos ponemos a tono.

Entendemos por ciudadanía al conjunto de deberes y derechos por los cuales el ciudadano o individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que sirve. De ahí que ciudadano es aquél o aquello perteneciente a la ciudad. Esto quiere decir que el ciudadano interviene en la vida política de su comunidad al ejercer dichos derechos. Mas la ciudadanía también implica una serie de deberes y obligaciones, como el respeto de los derechos del prójimo.

Claro está que como no siempre hubo ciudades, no siempre hubo ciudadanos. 8.000 años antes de nuestra Era los seres humanos vivían en pequeños grupos nómades, trashumantes, recolectores de lo que la generosa naturaleza les brindaba, por lo que su organización era elemental, generalmente guiados por un anciano sabio, por una matriarca o por un líder carismático que conducía al grupo en búsqueda de su alimentación. Seguramente en muchas ocasiones tales liderazgos entraban en crisis, pero no existían leyes objetivas para resolver los conflictos. Sólo el reconocimiento tácito o explicito de la superioridad asignada por el grupo. Sí. Todo era más simple. No había necesidad de judicializarlo todo. Primaba el sentido y el bien común que, como vemos, era básico.

Los tiempos cambiaron. Los seres humanos encontraron lugares que concentraban las provisiones alimentarias y tendieron a permanecer más tiempo en un mismo sitio. Generalmente a orillas de un río o alrededor de una laguna, lo que los proveía, además, de animales que podías pescar o cazar. Y fueron llegando otros grupos semejantes, con las mismas necesidades elementales y con liderazgos equivalentes que, probablemente, entraron en conflicto con los anteriores ocupantes. Y hubo antagonismos y reyertas, luchas de poder por los espacios y probablemente muchas muertes resultantes de acciones de dominio de ciertos grupos sobre otros. También pudo haber soluciones pacíficas, dependiendo de la equivalencia de fuerzas o de la sabiduría de los líderes, preámbulo de las condiciones requeridas para la formación de las primeras ciudades.

Esta forma primitiva de sedentarismo contribuyó a la proliferación de la población, crecimiento que conllevó en lo económico a la posibilidad de trabajar la tierra para aumentar la producción de alimentos. Es probable que estas sean las dos primeras razones del origen de las ciudades y, por tanto, de la necesidad de construir alguna forma de ciudadanía, es decir, formas de relación que permitieran una mínima convivencia en beneficio de todos, con deberes y derechos a respetar.

Los antropólogos y los arqueólogos nos dicen que las primeras ciudades propiamente tales habrían sido establecidas en el Medio Oriente. Así, en lo que hoy es Turquía, 7.500 años antes de nuestra Era existe la ciudad de Catal Huyuk; 5.000 años antes de nuestra Era surge Uruk a orillas del río Eufrates, llegando a tener 65.000 habitantes; en 3.800 antes de C. aparece Ur con 200.000 habitantes y en 2.500 Babilonia, ubicada en lo que hoy es lrak, a 88 kilómetros de Bagdad, que llega a ser capital el Imperio Bizantino entre los años 2.000 y 500 antes de C., alcanzando 250.000 habitantes.

Esta evolución in crescendo de las ciudades implicó cada vez más complejidades para su gobierno, para cumplir con los deberes y para disfrutar de los derechos inherentes al hecho de ser reconocido ciudadano.

En efecto, la formación de una ciudad exigió ciertos requisitos a cumplir, como ser:

l. Crecimiento poblacional.
2. Aumento de la producción agrícola.
3. Aparición de clases dominantes del control político.
4. Burocracia, cadena de mando que opera de manera racional los sistemas.
5. Pago de tributos, en trabajo o especies, a las clases dominantes.
6. Especialistas, en religión, política, agricultura, artesanías, etc.
7. Desarrollo de la escritura y las ciencias,. como la matemática (sistemas de numeración y contaduría), y la astronomía (para los censos de producción, la construcción de edificios y calendarizar las actividades agrícolas).
8. El trabajo forzado por medio de la esclavitud o los tributos.
9. la producción de excedentes, es decir, la capacidad de producir mucho más de lo necesario para la subsistencia de los individuos.
10. Los militares para proteger a las clases dominantes y asegurar el pago de tributos.
11. Comercio a distancia con otras ciudades y asentamientos.
12. EI Estado, el poder político centralizado en las manos de unas clases dirigentes.

De todo ello surgen deberes y obligaciones para el ciudadano, cuya acción se espera sea responsable, pacífica, y autoregulada. El principal objetivo de la ciudadanía en acción es mejorar el bienestar público.

Ahora bien, el concepto actual de ciudadanía tiene una dimensión política. El individuo es un sujeto político que participa siquiera sea a través de sus representantes, en la creación de normas y el gobierno de asuntos públicos. Es una condición nacional-estatal.

De tal modo, la construcción de la ciudadanía alude al proceso por el cual una persona que reviste o va a revestir la condición de ciudadano cuando obtenga la edad necesaria para ejercer plenamente sus derechos, va formando su personalidad individual y social en base a los valores que la comunidad que integra considera valiosos y positivos para que una sociedad democrática se desarrolle en paz y en miras al desarrollo ético, material, tecnológico y científico. La familia y la escuela son los responsables más cercanos, entro del Estado, de ir conformando a los niños y jóvenes una conciencia solidaria, reflexiva y crítica, para formar seres libres, autónomos y responsables.

Los ciudadanos, y en especial los habitantes de un Estado democrático, sean nacionales o extranjeros, necesitan tener una conciencia clara de sus derechos y deberes, de los límites que tienen sus derechos y que pertenecen a una comunidad con la que comparten un sentimiento de patria, a la que deben respetar y honrar, especialmente en el cuidado del medio ambiente, de las posesiones públicas y privadas, y en compartir la pretensión de desarrollar su participación política de modo responsable, en vistas del bien común.

La construcción de la ciudadanía aspira a construir una dirigencia política honesta, preparada cognitiva y éticamente para ocuparse de los asuntos públicos; y un pueblo responsable capaz de votar a sus representantes de modo consciente y razonado; de respetar las normas legales que se dicten válidamente y manifestarse pacíficamente contra aquellas que sean injustas. Un buen ciudadano debe involucrarse con los problemas de su comunidad aunque no lo afecten de modo directo; debe ser solidario, cooperativo, y trabajar y estudiar para su propio bien y para hacer del Estado que integra un lugar digno de vivir.

En estos tiempos ha surgido un nuevo concepto, el concepto de la ciudadanía digital. Supone la comprensión de asuntos humanos, culturales y sociales relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), así como la aplicación de conductas pertinentes a esa comprensión y a los principios que la orientan: ética, legalidad, seguridad y responsabilidad.

La ciudadanía digital implica riesgos. Las situaciones más desagradables identificadas son el ciberbullying (o acoso entre pares mediante el uso de las TICs), la exposición no deseada a contenidos pornográficos o violentos, y la interacción con un desconocido que solicita información personal o un encuentro presencial.

Un ciudadano digital es aquella persona que utiliza tecnología de la información para mejorar su participación en la sociedad, la política y el gobierno. En otras palabras, los ciudadanos digitales son aquellos que utilizan Internet regularmente y con efectividad.

Pasemos ahora al otro aspecto de esta charla: Los principios masónicos y la ciudadanía.

La Masonería, fundada en el sentimiento de la Fraternidad, es una institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática; constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos. Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la fraternidad universal del género humano. A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad humana la acción bienhechora de sus valores e ideales que sustenta. Sustenta los valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia.

Los francmasones respetan la opinión ajena y defienden la libertad de expresión. Anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva la paz y el entendimiento y elimina los prejuicios de toda índole. Aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente.

He ahí algunos de los principios que guían el comportamiento ético de los francmasones, que trabajan para que también sean carne en la comunidad, por el bien de todos con los que viven y conviven.

Creemos útil hacer referencia, en este punto, a la Declaración que las Naciones Unidas hiciesen en el año 2015 bajo la denominación «Ciudadano del Mundo», en que planteó una cantidad de Objetivos Mundiales para el desarrollo Sustentable, todos plenamente coincidentes con los principios masónicos. Sinteticemos cuáles son:

l. Erradicación de la pobreza. En todas sus formas y en todo lugar.

2. Lucha contra el hambre. Acabar con el hambre, lograr seguridad alimentaria, promover la agricultura sustentable.

3. Buena salud. Garantizar vidas saludables y promover bienestar para todos a toda edad.

4. Educación de calidad. Calidad inclusiva y equitativa, y oportunidades de aprendizaje permanentes para todos.

5. Igualdad de género. Empoderar a todas las mujeres y niñas.

6. Agua potable y saneamiento. Disposición y gestión sostenible del agua potable y saneamiento para todos.

7. Energías renovables. Garantizar el acceso costeable, confiable, sostenible y moderno pata todos.

8. Empleo digno y crecimiento económico. Sostenido, inclusivo y sostenible, empleo completo y productivo, trabajo decente para todos.

9. Innovación e infraestructuras. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación.

10. Reducción de la desigualdad. Dentro y entre los países.

11. Ciudades y comunidades sostenibles. Asentamiento humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

12. Consumo responsable. Garantizar patrones de consumo y producción sostenibles.

13. Luchar contra el cambio climático. Tomar acciones urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos.

14. Flora y fauna acuáticas. Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible.

15. Flora y fauna terrestres. Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, hacer un manejo sostenible de los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación del suelo y la pérdida de la biodiversidad.

16. Paz y justicia. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, proveer acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles.

17. Alianzas para el logro de los Objetivos. Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

Como señala el Gran Maestro l:.H:. Sebastián Jans Pérez, La Masonería en su labor formadora no tiene fundamento sin una proyección de sus orientaciones virtuosas hacia la sociedad. La acción masónica es inherente a la formación masónica que entrega como fuente de inspiración moral y construcción personal. Por ello promueve foros, debates y reflexivilidad en torno a los mayores desafíos de nuestra sociedad y de la Humanidad en general, sobre aquellos temas que pueden producir procesos que afecten decisivamente la vida humana y nuestra realidad como comunidad-país, tales como los mencionados anteriormente y tantos otros:

a. La defensa y promoción de la libertad de conciencia.
b. La laicidad dentro de los sistemas políticos.
c. La igualdad como proceso cultural y social.
d. Los valores republicanos y democráticos.

En fin, muchas son las tareas y las oportunidades para ejercer nuestras capacidades personales en función de aportar calidad a la vida en comunidad, cada uno practicando en su medio los valores de buena ciudadanía y de la Fraternidad en bien del Hombre y la Humanidad.

Finalmente, os dejo flotando una pregunta que sabréis responder:

¿Qué acciones ciudadanas me comprometo a ejercer como individuo para elevar la calidad de vida en mi entorno cotidiano, cada día?
Muchas gracias.

fuente> https://revista.osornocollege.cl/2018/11/28/como-construimos-ciudadania-desde-la-masoneria/

Categorías:MASONERIA

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