Este 5 de diciembre, los masones cubanos celebraron una gala en el Templo Nacional Masónico por el 163 aniversario de la fundación de la Gran Logia de Colón, antecesora de la Gran Logia de Cuba
LA HABANA, Cuba. – “Hoy, la pelea por la patria es con el arma más importante que portan los masones, que es el pensamiento elevado, con el que debemos actuar para dejar de ver por doquier el lamento de la pérdida de valores en la sociedad. (…) Considero que los masones sí debemos hablar de política, toda vez que es la regla fundamental que rige a la sociedad, debemos hablar y, además, buscar la manera de hacer política”, señaló este 5 de diciembre Luis Steve Ocaña, Gran Orador de la Gran Logia de Cuba, en gala desarrollada en el Templo Nacional Masónico por el 163 aniversario de la fundación de la Gran Logia de Colón, antecesora de la Gran Logia de Cuba de A.L. y A.M.
El orador hizo un repaso de la historia de la masonería cubana desde el siglo XIX, recordando a todos los masones que se lanzaron a la manigua a luchar por la independencia de Cuba. Insistió igualmente en la necesidad de revisar la labor masónica actual y en que los masones cumplan con sus deberes con la sociedad y la Masonería.
“En uno de los juramentos prestados en mi carrera masónica sancioné ‘trabajar siempre en pro de la edificación de nuestra patria y luchar constantemente por el progreso de la humanidad’. Ahora me pregunto, ¿de qué manera puedo edificar a mi patria si no hago política para ello? Si nosotros los masones, como máxima expresión del libre pensamiento, no trabajamos por que en la sociedad se acepten todos los tipos de doctrinas políticas, estamos condenados al fracaso”.
Y agregó: “En nuestro seno fraternal cohabitan miembros de disímiles expresiones políticas: oficialistas y proscritas. Y de esa convivencia armónica surgen, la mayoría de las veces, las soluciones necesarias para los problemas que enfrentamos como Institución. Es por eso que debemos y estamos llamados a trabajar por que así ocurra en la sociedad civil; hemos de buscar la vía para incidir y perseverar por que se les conceda espacio cívico a todas las corrientes de pensamiento”.
El gran funcionario, dirigiéndose a cientos de participantes en la velada, masones y familiares, recordó otra de las enseñanzas masónicas, aquella en la que se refiere que “todo aquel que quiera imponer su ideología o religión por encima de la de los demás, obviando el libro albedrío que concede el Gran Arquitecto del Universo (Ser Supremo en el que deben creer todos los masones), se erige tirano”.
Por tal motivo, “debemos nosotros, los masones, trabajar por ese objetivo. Y no piensen que ando buscando enfrentamiento contra ningún poder. No, para nada. Lo que pretendo y deseo es un entendimiento, que se abran las puertas, despojándose de lo que se ha hecho en el pasado en el país para, entre todos, lograr una sociedad verdaderamente justa, y así, unidos, aunque diferentes, trabajar por el progreso de una nueva Cuba, en primer lugar, con todos y para el bien de todos, como decía El Maestro, y cooperar por el progreso de la humanidad en general”.
Steve Ocaña finalizó su discurso alegando que, “a la altura de 163 años”, este constituye un deber de los masones con la historia de Cuba y con todos “aquellos fraternos que entregaron hasta su vida por una sociedad mejor, a los que han mantenido y mantienen la obra de la Masonería hoy a pesar de penurias y carencias. Ya sabemos de dónde venimos; redimensionemos eso y así sabremos determinar hacia dónde vamos”.
El silencio
Quien conoce la historia de la masonería cubana, sobre todo en los últimos 63 años, entiende lo trascendental y osado del anterior pronunciamiento público.
Durante la República (1902-1958) la Institución masónica cubana opinó y se involucró en diversas cuestiones políticas, incluso hubo tres presidentes que fueron masones y recibieron el respaldo de varias logias; en la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958) conspiraron en las logias y apoyaron la lucha clandestina.
No obstante, para 1959 comienza la persecución a los masones. Varias logias fueron cerradas por ser consideradas focos contrarrevolucionarios, y no pocos masones fueron encarcelados o fusilados por sus acciones contrarias a la dictadura de Fidel Castro. Las logias fueron penetradas por la Seguridad del Estado, que trató de aplastar todo pensamiento discordante.
Al auge de los conflictos posteriores a 1959, seguiría un silencio político que se extendió por más de 60 años, llegando la Masonería a callar incluso en momentos de graves violaciones de derechos humanos tanto de la sociedad civil como de miembros de la Institución. El miedo y el ostracismo se apoderó de la Orden por más de medio siglo. Solo la acción individual de algunos masones salvó el prestigio de la Institución.
No sería hasta cinco días después de las protestas del 11 de julio (11J) de 2021 en que la Masonería comenzaría a retomar el debate en la esfera social.
Los masones al lado del pueblo
Desde hace poco más de un año la masonería cubana ha estado inmersa en un proceso de cuestionamientos políticos y sociales que, en más de una ocasión, la ha llevado a enfrentar a las autoridades.
Todo comenzaría a raíz de las protestas del 11J, cuando miles de cubanos salieron a las calles a manifestarse en contra del régimen y fueron brutalmente reprimidos. En ese momento, uno de los dos principales líderes de la Masonería, el Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba, José Ramón Viñas Alonso, comprendió que su silencio solo lo haría cómplice de las injusticias.
En carta enviada a Miguel Díaz-Canel el 16 de julio de 2021 manifiesta la postura más frontal asumida por la masonería cubana desde 1959, y en la que salva el prestigio histórico de la Institución:
“Nos dirigimos a usted con el propósito de hacerle saber nuestro rechazo a su posición y dirección al frente del país, por convocar, incitar y ordenar un enfrentamiento con violencia hacia el pueblo cubano, también detenciones y violencia contra manifestantes pacíficos y ciudadanos que piensan contrario al sistema que usted representa; al mismo tiempo declaramos nuestra inconformidad a justificar siempre la crisis en la que está sumido el país por causas de razones externas (bloqueo), sin reconocer la responsabilidad e ineficacia del gobierno”.
Y añadió: “Hace 88 años, en el gobierno del General Gerardo Machado, este mismo Supremo Consejo le escribió al presidente reclamándole por la violencia contra el pueblo; dignos herederos hoy hacemos igual; este estallido social en toda la Isla muestra la inconformidad manifiesta en la que vive el país; los miembros del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba, siendo parte de la Institución que en su tiempo más influyó en la independencia y la sociedad de esta patria, tenemos el prestigio y la historia como garantes y así asumir nuestra posición del lado del pueblo de Cuba”.
Ese mismo día, Viñas Alonso fue citado a la estación policial de Zapata y C, en La Habana, e interrogado por tres agentes de la Seguridad del Estado.
Las represalias contra el líder masón no cesarían. En las semanas siguientes, en un intento por recuperar algo de credibilidad y adeptos, Díaz-Canel comienza a realizar recorridos por barrios y a reunirse con varias organizaciones de la sociedad civil y del gobierno. El 24 de agosto sería el encuentro con las organizaciones religiosas y fraternales; previamente, citaron al Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, Ernesto Zamora Fernández, y a otros de los funcionarios de la Orden en Cuba, excepto al Soberano Gran Comendador. Para los masones, con esta acción se pretendía humillar al Soberano, así como desestabilizar y desunir a la masonería cubana.
Debido a presiones internas y externas, el día antes de la cita con el gobernante cubano, mediante un mensaje público dirigido a la comunidad masónica cubana, Zamora Fernández notificó que no asistiría a la reunión programada con Díaz-Canel “en aras de preservar la unidad masónica”.
Luego, en mayo del presente año, a Viñas Alonso no le permitieron abordar un vuelo hacia Miami para participar en varios eventos masónicos; aunque no le dieron explicación alguna, la Seguridad del Estado pretendió evitar su posible asistencia a la Cumbre de las Américas que se desarrollaría a los pocos días en Los Ángeles.
Poco después, mientras Díaz-Canel rechazaba la conmemoración del 20 de mayo, aniversario de la constitución de la República en Cuba (1902), la Gran Logia de Cuba celebraba la fecha mediante una gran gala cultural en la que el orador cuestionó la postura gubernamental.
Indudablemente, los masones han comenzado a recuperarse del largo letargo en el que se vieron forzados a entrar debido a la persecución del régimen. Todavía deben a Cuba posicionamientos y acciones honrosas, acorde a los gloriosos ideales que tanto enorgullecen a los cubanos.
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Camila Acosta
Graduada en Periodismo en la Universidad de La Habana, 2016. Investigadora, Documentalista y Especialista en Comunicación del Club de Escritores y Artistas de Cuba (CEAC). Reside en La Habana, Cuba
Categorías:MASONERIA