MASONERIA

La Bóveda Sagrada:La perfección de los grados XII y XIV

Es habitual en los Cuerpos masónicos del Filosofismo resaltar la importancia iniciática de unos grados mediante la realización efectiva de la Ceremonia, dejando otros como complementos que son transmitidos por comunicación. En el caso del grado XIII, caballero del real arco, normalmente es asociado al siguiente, Gran Elegido Perfecto y Sublime Masón. Este Grado XIII presenta características propias derivadas de su identidad y paralelismo con el grado del Arco Real, verdadero complemento del Grado de Maestro Masón en los ritos de Emulación y de York, al otorgarse en un Capítulo y no en Logia. Por ello, más allá de la evolución histórica y la estructuración de grados del Rito de Perfección que tuvo lugar en Francia, parece pues necesario meditar acerca de esta aparente diferencia en cuanto a su consideración y relevancia.

En la antigua masonería ya existía cierta distinción entre los squaremen, regidos por la medida terrestre de la Escuadra, y los arch masons, operadores del compás. Con el tiempo, el compás de la Archild se introdujo en la Square Guild, correspondiente a la masonería simbólica actual. Pero estas supervivencias de la maestría masónica operativa , bajo patrocinio de los «ancients» quedarían firmemente adheridas a la maestría simbólica, y conformadas en Francia en el Rito de Perfección hasta su establecimiento en Rito Escocés Antiguo y Aceptado .

En el inicio de la Vía del Filosofismo advertimos claramente que la iniciación artesanal propia de la masonería, que la antigua masonería vinculaba a la Tradición espiritual propia, va adquiriendo progresivamente elementos simbólicos de zonas del Templo antiguamente reservadas a la investidura y acción sacerdotal como el Sancta Santorum. Antiguos indicios de grados masónicos operativos, posteriormente recogidos en parte en grados colaterales y de forma estructurada en el R∴E∴A∴A∴, sirvieron de depósito Tradicional para hacer de la reintegración del Hombre, desde una perspectiva de una antropología mística, una Vía completa y universal; dejando a la libertad individual cualquier otra ordenación de aspectos existenciales vinculada a una ideología o sistema teológico religioso particular

El Grado de Arco Real de origen inglés se define como la Esencia y Clave Angular del edificio masónico. Su simbolismo, se encamina claramente a la plena reintegración del Hombre con su Esencia y por ende con la Divinidad, haciendo del masón un creador en el microcosmos, una conciencia iluminada que impregna toda su actividad humana de la inspiración superior del Principio Universal, un mediador en suma entre el Cielo y la Tierra tal como nos dice la leyenda «Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor».

Esta Esencia, enterrada en los subterráneos del templo bajo toda clase de «especulaciones», también queda reflejada en el ritual del Caballero del Real Arco del R∴E∴A∴A∴ y de hecho potencia la noción de la existencia de un núcleo iniciático indestructible a través de los avatares, que es poseedora y vehículo de una «influencia espiritual» que la fundamenta y que debe manifestarse a través de sus Arquitectos más cualificados que posteriormente se reúnen bajo la Bóveda Sagrada del grado XIV. La propia leyenda del grado en todas sus versiones, incluida la cabalística de Oswald Wirth, muestra que constituye el hueso, el agua viva que permanece latente bajo la ruina y la dispersión aparente del templo y de las herramientas , y que debe ser hallada , bajo la influencia de la Gracia, con ayuda de una fina intuición de zahorí.

La actividad mecanizada, movida únicamente por móvil es alienantes, deshumanizados , crea una inercia entrópica tendente a la destrucción del templo interno, la dispersión de las verdaderas facultades humanas, la fragmentación de sus voluntades, y el profundo ocultamiento de la Verdad una vez desconectada de su Principio. La actividad constructiva, una vez redescubierta la Esencia, es el punto de apoyo del individuo hacia un orden cósmico, una actividad que reflejando los signos de la Divinidad en la Creación enaltece la Naturaleza y al Hombre en su re-encuentro con el Uno. Por todo ello, el maestro masón, después de su muerte a lo ilusorio y la perfecta reconstrucción de su Piedra, debe aventurarse a la totalidad, a imprimir su Marca en la Obra reconociéndose en ella, y devenir en Piedra Filosofal que alineada con lo celeste sea capaz de transmutar lo terrestre.

El Arco Real aparece en ambos ritos como la Búsqueda de la Palabra Perdida y su Reencuentro por el Shem. Shemaforash. Todas las tradiciones otorgan gran importancia a la transmisión y pronunciación ritual, tal como el dikr del esoterismo islámico, el mantra hindú, así que es lógico pensar que las supervivencias cabalísticas en la masonería tengan idéntica función evocatoria y contemplativa para penetrar en el Misterio, y acceder al Conocimiento integral. Los Nombres representan la Presencia Viva de la Esencia, la fórmula que representa su existencia y sus propiedades. Su evocación por tanto, la unión con su sustancia, y su re-creación en el plano visible. Por esta acción, el Hombre participa del Verbo, hace Luz entre Tinieblas, y es señor de la creación, pues se le ha conferido capacidad de Nombrar, de extraer y actualizar esta Esencia oculta en lo más profundo de la Naturaleza.

Las palabras sagradas de los distintos grados masónicos son términos sustitutivos de la Palabra Perdida, como dice explícitamente el ritual de Maestro. La Palabra Perdida, es el Secreto identificado con la restauración del estado Primordial del Hombre verdadero. Pero antes, su recuperación debe pasar necesariamente por un trabajo iniciático previo con los términos que en cada grado la sustituyen , si es que éstos tienen una Esencia mayor que significados moralizantes o superfluidades alegóricas, ya que son los enlaces adecuados en cada grado o estadio de conciencia para conducir al Ser humano a su realización espiritual efectiva .

Los Nombres Divinos, al ser representaciones o niveles de manifestación del Principio Supremo, son los vínculos efectivos – simbolein – entre la Naturaleza y la Fuerza-Verbo que la acciona. La acción sacerdotal del Shem Shemaforash suponía en tiempos bíblicos la mediación efectiva desde el Orden Cósmico hacia la ordenación micro cósmica, ante la Presencia frente al Arca, asiento de la Divinidad en la Tierra y sello de su Alianza con el Hombre.

La Palabra perdida – » Verbum Oim i ssum » – y reencontrada, es la facultad -Verbo- de crear, de hacer y construir con Luz. Es la posesión interna de la Esencia del Nombre Secreto impronunciable, del conocimiento absoluto interno derivado de habitar con la Divinidad, que en su evocación y vivencia interna, se extiende en ondas vibratorias hacia innumerables centros que son impelidos al movimiento, a la transmutación según el sagrado orden geométrico enunciado por Pitágoras.

La Palabra perdida – » Verbum Oim i ssum » – y reencontrada, es la facultad -Verbo- de crear, de hacer y construir con Luz. Es la posesión interna de la Esencia del Nombre Secreto impronunciable, del conocimiento absoluto i nterno derivado de habitar con la Divinidad, que en su evocación y vivencia interna, se extiende en ondas vibratorias hacia innumerables centros que son impelidos al movimiento, a la transmutación según el sagrado orden geométrico enunciado por Pitágoras.

El Nombre del Absoluto adquiere así Presencia – Shekinah- , manifestándose el Misterio Primordial del Alefato por una geometría armónica que irrumpe en el espacio-tiempo. Las Formas, o toda organización del plano visible y por ende del corazón del Hombre, está relacionada por un Ritmo común que brota de la Proporción geométrica. Por ello el Nombre se manifiesta en el Conocimiento geométrico que encontramos en los Sólidos Regulares del Royal Arch, y en el uso en el R∴E∴A∴A∴de Formas como la bóveda, el triángulo de oro, y la piedra cuadrada de mármol .

Por el Nous, el intelecto superior simbólicamente representado en todas las Tradiciones como la bóveda craneal abierta en su zona superior a los Cielos, el Hombre abre el eje con el Conocimiento directo. Sin embargo debe reencontrarlo entre sus facultades dormidas y sepultadas, usando de la Llave que abre el Centro oculto en la Tierra: el corazón. El reencuentro de esta Palabra, llevada de la potencia al acto, constituye el Paraíso, morada sobre la Tierra del hombre verdadero que o f rece la plenitud vital y la Presencia continua de la Divinidad.

Guenón dice: «esta palabra sustitutiva es de una clase muy particular: ha sido deformada de muchas maneras diferentes, hasta el punto de llegar a ser irreconocible, y se le dan diversas interpretaciones… [éstas deformaciones] han tenido por efecto disimular completamente lo que se puede considerar como el punto más esencial del grado de Maestro, convirtiéndolo así en una especie de enigma sin ninguna solución aparente».

Algunos autores nos remiten a antiguos documentos para arrojar Luz sobre esta palabra, que es coincidente en el Compagnonage y en el documento «Los Tres golpes distintos» de 1760, aunque ciertamente se refiere a una facultad o Nombre del Altísimo, el de Constructor Universal, facultad que era asumida ya en el microcosmos por abades y obispos como maestros de obras , de ah í que algunos fueran representados en su mano derecha con una catedral y en la izquierda el báculo del maestro . Y e r a en realidad una pregunta, que exigía la » verdadera palabra sagrada «, aunque la respuesta, esa Palabra perdida – El Tetragrámaton- , ya estuviera implícita cabalísticamente en la pregunta correctamente enunciada en hebreo.

¿Por qué adquirió el título de Arco Real? El Arco, en su tensión vital, es el vehículo de l a Energía Superior – el arché- en su descenso y sólido establecimiento sobre la Tierra, tanto a través de las dos columnas de Enoch , J . ‘ . y B. ‘. como del Arco Iris . De hecho podemos relacionar analógicamente el Arco y el Arca de la Alianza, con el Arca de Noé y el Arco Iris, como estabilización y armonización de las Aguas superiores y el depósito sagrado que flota sobre las aguas inferiores o se halla en lo recóndito de la Tierra. Ampliando su semejanza al puente como mediador entre Dios y el Hombre, los secretos del Arco pertenecen desde la época romana al pontifex, al constructor de puentes entre el Cielo y la Tierra. La conservación de este Secreto, sagrado, al devenir símbolo iniciático denominará la realeza y la soberanía, y por tanto Arco Real.

La Leyenda del Arco Real difiere en el R∴E∴A∴A∴ respecto del Capítulo en diferencias significativas. La más notable que se contempla en el Rito de York, incluso de forma obligatoria en Escocia, es el Misterio de la Piedra Angular como pieza clave del edificio que es exaltada hasta ser Unidad y sustancia espiritual del resto del edificio, y está destinada a coronar el edificio al ser » descendida » del Cielo; es el Ojo del domo, la Quintaesencia que activará las Piedras de Fundación del edificio . En este sentido también los grados de Perfección en el R∴E∴A∴A∴ (grado XIV) culminan la construcción del edificio en la Bóveda Sagrada y que como cobertura constituye de forma idéntica la cima del edificio, además de usar el pyramidion, última piedra de la pirámide, como símbolo paralelo a la Piedra angular, y que refuerza la idea indestructibilidad, luz, inmortalidad, y estabilidad definitiva del Espíritu sobre la Materia. Curiosamente en este grado la cúpula se ha convertido en Piedra, que como Techo del Mundo, es el velo que cubre el rostro de la Divinidad.

En el R∴E∴A∴A∴ la bóveda descansa sobre arcos en los que aparecen nueve nombres de Dios, aunque en algunos rituales figuran los nombres de los Sephirot cabalísticos. Enoch, figura de la Tradición antediluviana, fue instruido en la pronunciación del Tetragrámaton, que tras el diluvio se perdió. La columna de los Secretos sustitutivos se recuperó, pero la correspondiente a la evocación de l Nombre, del Fuego Celeste, sólo puede recuperarse por la acción del Fuego Secreto, que pacientemente a través de los Nombres sustitutivos hallará el camino hacia lo más profundo de las Cámaras del Ser Humano.

Bajo la novena bóveda, recorridos todos los Senderos del Árbol de la Vida, la Luz del Delta sobre la faz de la verdadera Naturaleza, el Hombre evoca y habita con su Creador, para participar con Él de ella, y llevar en su corazón el sello y favor de la Presencia Divina. Pero antes, debe evocar o materializar las palabras sustitutivas, con el fin de llegar a la verdadera pronunciación verdadera del Tetragrama y restituir la verdadera Maestría y la verdadera Palabra de Maestro que ya era usada en el Rito Escocés en el siglo XVIII tal como aparece en numerosos grabados masónicos de la época.

Sin la Palabra, sin la respuesta a la pregunta o búsqueda efectuada por las palabras sustitutivas, la Tradición está incompleta, y el Maestro no puede ejercer el sacerdocio real en el Templo de Jerusalén, es decir la maestría efectiva en el trabajo interior más sagrado.

FUENTE: https://scg33esp.org/wp-content/uploads/2016/12/Zenit-n27.pdf

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