MASONERIA

Acerca del significado simbólico de los colores

Jesús Soriano , 33º El primer carácter del simbolismo de los colores es su universalidad, no solamente geográfica, sino a todos los niveles del ser y del conocimiento, cosmológico, psicológico, místico, etc.

Aunque las interpretaciones pueden variar y el rojo, por ejemplo, recibir diversas significaciones según las áreas culturales; los colores siguen siendo, sin embargo, y en todas partes soportes del pensamiento simbólico. Los siete colores del arco iris, por ejemplo, se han puesto en correspondencia con los siete planetas, los siete días de la semana.

Ciertos colores simbolizan los elementos: el rojo y el naranja: el fuego; el amarillo o el blanco: el aire; El verde: el agua; el negro o el marrón: la tierra. En fin colores opuestos, como el blanco y el negro, simbolizan el dualismo intrínseco del ser. Los colores presentan un simbolismo cósmico e intervienen como dividinades en muchas cosmogonías, así Alexander Hartley Burr , en su obra “Le cercle du monde”, nos señala la importancia, que para los navajo, tienen los colores en la creación del sol . “Los navajo ya habían separado parcialmente la luz en sus colores diversos.

Cerca del sol estaba el blanco, indicando el alba; por encima del blanco estaba esparcido el azul, para la mañana; por encima del azul estaba el amarillo, símbolo del ocaso del sol y sobre este estaba el negro, imagen de la noche”.

De acuerdo con Alexander, para los alakalufe de la Tierra del Fuego, el hombre ocupa el centro de una esfera ideal donde los cuatro vientos están representados por cuatro colores simbólicos: azul: cielo, norte; verde: tierra, sur; rojo: sol naciente, este; amarillo: roca, es decir las montañas donde el sol se pone, morada occidental del Trueno y de los muertos.

Los colores tienen también un simbolismo de orden biológico y ético. Entre los antiguos egipcios, por ejemplo, el valor simbólico de los colores interviene muy frecuentemente en las obras de arte. El negro es signo de renacimiento póstumo y de preservación eterna; es el color del betún que impregna la momia, el color de los dioses Anubis y Min, de los cuales el primero introduce a los muertos en el otro mundo, y el segundo preside la generación y las cosechas.

El simbolismo del color puede tomar también un valor eminentemente religioso. En la tradición cristiana el color es una participación de la luz creada e increada. Las Escrituras y los padres no saben sino exaltar la grandeza y la belleza de la luz. El Verbo de Dios es llamado “luz procedente de la luz”. . Los artistas cristianos son. Sin duda, los más sensibles a este reflejo de la divinidad que es “la estructura luminosa del universo”. Para Filón de Alejandría, cuatro colores recapitulan el universo simbolizando sus cuatro elementos constitutivos: el blanco, la tierra; el verde, el agua; el violeta, el aire; el rojo el fuego. Los hábitos litúrgicos o los vestidos de ceremonias que integran estos cuatro colores simbolizan el conjunto de los elementos constitutivos del mundo y asocian así la totalidad del universo a las acciones rituales.

En las tradiciones del Islam, el simbolismo de los colores es también muy rico y está también impregnado de creencias mágicas. A l os animales negros se consideran nefastos. Un perro negro causa la muerte en la familia. Las gallinas negras se emplean en brujería. El negro se utiliza como sortilegio contra el mal de ojo, como medio de influir sobre el tiempo, según el principio de la ma-gia homeopática.

El blanco, color de la luz y del brillo, es al contrario de buen augurio. Se atribuye vir-tud mágica a la leche, en parte por su color. En Fez, cuando las fiestas de esponsales se da leche a beber para que torne la vida blanca. En las bodas campesinas se salpica a la novia de leche. Harina, lana y huevos blan-cos son favorables. La blancura del dinero también. Cuando una persona está enferma y se lee sobre ella un encantamiento o se le da un filtro, es preciso que ella dé al médico, o al escriba, dinero o algo blanco.

El verde también es de buen augurio; es símbolo de la vegetación. Ofrecer a alguien un objeto verde, sobre todo por la mañana, le trae suerte. Se arroja hierba en la dirección de la luna nueva para hacer verde el mes o para bendecirlo. La verdura que crece gracias al agua, fuente de vida, se cree que produce un efecto sobre el muerto, transmitiéndole la energía vital. En ciertas partes de Marruecos se ponen también ramos de mirto u hojas de palmera en el fondo de la tumba.

El amarillo, color del oro y del sol, posee una virtud mágica. El azafrán debe sus propiedades profilácticas a su color.

Jili, en su tratado del Hombre Perfecto (Insan-ul-Kamil) declara que los místicos han visto los siete cielos que se elevan por encima de las esferas de la tierra, del agua, del aire y del fuego, y que ellos pueden interpretarlos para los hombres sublunares:

a. El Cielo de la Luna, invisible en razón de su sutilidad, creado de la naturaleza del Espíritu, morada de Adán; su color es más blanco que la plata;

b. El Cielo de Mercurio, morada de cier-tos ángeles, creado de la naturaleza del pen-samiento; su color es gris;

c. El Cielo de Venus, creado de la natura-leza de la imaginación, morada del Mundo de las Similitudes; su color es amarillo;

d. El Cielo del Sol, creado de la luz del co-razón;

e. El Cielo de Marte, gobernado por Az- rael, ángel de la muerte; este cielo creado de la luz del juicio es de color rojo sangre;

f. El Cielo de Júpiter, creado de la luz de la meditación, habitado por los ángeles que tienen a Miguel por jefe, es de color azul;

g. El Cielo de Saturno, creado de la luz de la Primera Inteligencia; su color es el negro.

Los psicólogos han distinguido los colores calientes y los colores fríos; los primeros favorecen los procesos de adaptación y de animación (rojo, naranja, amarillo); tienen un poder estimulante. excitante; los segundos favorecen el proceso de oposición, de caída (azul, índigo, violeta); tienen un poder sedante, apaciguador. Numerosas aplicaciones de estos valores se han experimentado en apartamentos, oficinas y talleres. Suscitan lo que simbolizan.

Es oportuno tener en cuenta igualmente su tonalidad, su fulgor, su brillantez. Claros y luminosos, producen un efecto más positivo, pero que puede volverse desmesurado y llegar a la excitación; mates apagados, se interioriza más su efecto, pero puede convertirse en bastante negativo.

Los psicólogos han distinguido los colores calientes y los colores fríos; los primeros favorecen los procesos de adaptación y de animación (rojo, naranja, amarillo); tienen un poder estimulante, excitante; los segundos favorecen el proceso de oposición, de caída (azul, índigo, violeta); tienen un poder sedante, apaciguador. Numerosas aplicaciones de estos valores se han experimentado en apartamentos, oficinas y talleres. Suscitan lo que simbolizan.

Los psicólogos han distinguido los colores calientes y los colores fríos; los primeros favorecen los procesos de adaptación y de animación (rojo, naranja, amarillo); tienen un poder estimulante, excitante; los segundos favorecen el proceso de oposición, de caída (azul, índigo, violeta); tienen un poder sedante, apaciguador. Numerosas aplicaciones de estos valores se han experimentado en apartamentos, oficinas y talleres. Suscitan lo que simbolizan.

Es oportuno tener en cuenta igualmente su tonalidad, su fulgor, su brillantez. Claros y luminosos, producen un efecto más positivo, pero que puede volverse desmesurado y llegar a la excitación; mates apagados, se interioriza más su efecto, pero puede convertirse en bastante negativo.

Los sueños coloreados son expresiones significativas de lo inconsciente. Representan ciertos estados del alma del soñador y traducen las diversas tendencias de pulsaciones psíquicas. En la concepción analítica .según C.G. Jung, los colores expresan las principales funciones psíquicas del hombre: pensamiento, sentimiento, intuición, sensación.

El azul es el color del cielo, del espíritu: en el plano psíquico, es el color del pensa-miento.. El rojo es el color de la sangre, de la pasión, del sentimiento. El amarillo es el color de la luz, del oro, de la intuición. El verde es el color de la naturaleza, del crecimiento: desde el punto de vista psicológico, indica la función de sensación (función de lo real), la relación entre el soñador y la realidad .

A veces, observa J. de la Rocheterie, «un objeto o una zona onírica atrae la atención por la vivacidad de sus colores, como para subrayar la importancia del mensaje que lo inconsciente dirige a lo consciente. Raramente, todo el sueño resplandece de colores fulgurantes. En tal caso, los contenidos de lo inconsciente se viven entonces con gran intensidad de emoción. Pero estas emociones pueden ser extremadamente diversas pues, lo mismo que los colores nacen de la variedad de las ondulaciones de la luz, también la cualidad de la emoción varía con el tono del color.

Según la simbólica masónica el color blanco corresponde a la Sabiduría, a la Gracia y a la Victoria; el color rojo a la Inteligencia, el Rigor y la Gloria; mientras que el azul concuerda con la Corona, la Belleza y el Fundamento; el negro en fin corresponde a Malkuth, el Reino. El azul es también el color del Cielo, del Templo y de la Bóveda estrellada.

La alquimia conoció también su escala de colores. Siguiendo un orden ascendente, atribuye el negro a la materia, a lo oculto, al pecado, a la penitencia; el gris a la tierra; el blanco al mercurio, a la inocencia, a la iluminación, a la dicha; el rojo al azufre, a la sangre, a la pasión, a la sublimación; el azul al cielo; el oro a la Gran Obra

FUENTE: https://scg33esp.org/wp-content/uploads/2016/12/Zenit-n27.pdf

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