MASONERIA

EL GRAN GEÓMETRA DELUNIVERSO

Miguel Ángel Paredes, 31º

No es mío el calificativo, según el Antiguo Testamento, ÉL mismo se califica así cuando dice en el Libro de Job, 38: “Ciñe, ahora tus lomos como varón: Yo te interrogaré, y tú respóndeme.

  • ¿Dónde estabas cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dímelo, ya que tanto sabes.
  • ¿Sabes tú quién tiró sus medidas?
  • ¿O quién extendió sobre ella la cuerda?
  • ¿Qué apoyo tienen sus basas?
  • ¿O quién sentó su piedra angular?
  • O como se dice en el Sepher Yetziráh: “Está Kether y sobre él, lo que no podemos comprender, interpretar ni penetrar, pero a partir de aquí: Dios ha hecho el mundo con la medida, la proporción y el número”.

ÉL, en su acto de voluntad, mide, asienta y estructura sobre el caos las líneas maestras de toda la Creación. Antes que Arquitecto, GEÓMETRA.

Al fin y al cabo todo arquitecto que se precie debe transportar su proyecto a un plano usando los instrumentos y conocimientos de la geometría. Pero ¿qué es la Geometría? Geometría, es literalmente la medida de la Tierra; aunque este significado, que explica los orígenes de esta rama fundamental de las matemáticas, ha variado a lo largo de los siglos, ampliándose y haciéndose cada vez más abstracto.

Y este concepto ha ido desde Tales de Mileto hasta nuestros días, pasando por Platón, quien puso en la entrada de la Academia “No entre nadie que no sepa geometría”, incluso en su obra La República insistió sobre el hecho de que el conocimiento de esta ciencia era necesario para dirigir a los pueblos, llega hasta hoy en el concepto actual del universo físico con la teoría de la relatividad, un todo al que se puede considerar, usando la geometría como una variedad diferenciable de cuatro dimensiones, dotada de una métrica, que describe las propiedades físicas del universo.

Las propiedades físicas del Universo son la base del primer libro que debe estudiar un masón, el Libro de la Naturaleza, si lo estudiamos vamos a entrar en la esencia más intima de la materia y en las leyes que la rigen. Empecemos a conocer entonces esa estructura de la materia y asombrémonos de la mente que ha proyectado esa sustancia plástica donde el Uno que es Todo se manifiesta; el Gran Thélema de los ocultistas, la materia prima de los alquimistas. «Dios es la primera de todas las cosas, y el universo es divino y la naturaleza es divina” (Hermes Trimegisto)»

Este axioma es una constante que iremos viendo como a través de los tiempos hace que los científicos, artistas, santos y filósofos buscando cada uno en su campo de actuación hayan llegado a la misma conclusión de que el Uno está en todo y que “llegado el momento la idea se vuelve materia, la mente se concretiza de alguna forma en materia”. Y que además, estas formas primordiales de la materia son geométricas. Dice Dante en su viaje por el Paraíso: “La Sabiduría profunda, que, habiendo trazado el mundo con un giro de compás, lo ha llenado de gérmenes aparentes y escondidos”.

Esos corpúsculos escondidos entonces, constituyen hoy día un mundo sensible que se ha podido descubrir gracias a los progresos de la ciencia, aunque ya en los albores de la humanidad el mismo Hermes Trimegisto dijo: “todo vibra”.

Hoy se sabe que toda la materia está formada de moléculas que tienen en su composición un número determinado de átomos en los que sus capas de electrones están girando y vibrando continuamente.

Tarde o temprano la ciencia moderna llega empíricamente a las mismas conclusiones que los pensadores de la antigüedad enunciaron como teorías filosóficas. W. Heisenberg, Premio Nobel de Física recogía y armonizaba en un discurso pronunciado en Atenas, todo ese conocimiento que proviene del mundo antiguo, y decía:

“Aquí, en esta parte del mundo, en la costa del mar Egeo, los filósofos Leucipo y Demócrito cavilaron sobre la estructura de la materia; y allá abajo, en la plaza, sobre la cual cae ahora el crepúsculo, discutió Sócrates sobre las dificultades fundamentales de nuestros medios de expresión; y más allá enseñó Platón que la idea, la mente, es la estructura fundamental propia detrás de los fenómenos”.

Las preguntas que fueron formuladas por primera vez hace dos milenios y medio en este país (y que han ocupado, desde entonces, el pensar humano casi ininterrumpidamente) han sido discutidas en el transcurso de la historia una y otra vez cuando, a causa de las nuevas evoluciones, cambiaba la luz bajo la cual aparecían nuevas interrogantes y nuevas soluciones, sin embargo de alguna forma siempre han estado presentes los antiguos caminos del pensamiento.

Si hoy quiero intentar ocuparme de algunos de los viejos problemas, como de la pregunta sobre la estructura de lo material y del concepto de la ley natural, es debido a que el desarrollo de la física atómica en nuestro tiempo ha alterado radicalmente nuestras ideas sobre la naturaleza y la estructura de la materia. La teoría desarrollada en la antigüedad por Leucipo y Demócrito, ha sido centro de muchas discusiones desde el despliegue de las ciencias naturales modernas desde el siglo XVII.

Si las ideas filosóficas sobre la estructura de la materia pueden jugar un papel tan importante en la vida humana, resulta tanto más importante todavía saber lo que han de opinar nuestros actuales conocimientos natural-científicos sobre esa filosofía. El concepto de materia, comienza con la filosofía griega.

En el principio de esta filosofía existió el dilema de “lo uno o lo múltiple”. Los átomos de Platón no eran materia pura: fueron pensados como formas geométricas, como los cuerpos regulares de los matemáticos. Estos cuerpos eran, de acuerdo con el punto de partida de su filosofía idealista, en cierta manera, las ideas sobre las cuales se basaba la estructura de la materia y que caracterizaban el comportamiento físico de los elementos a los cuales pertenecían.

La forma cúbica, por ejemplo, era la partícula más pequeña del elemento tierra y simbolizaba al mismo tiempo la estabilidad de la misma.

El tetraedro, esto es un tetraedro con sus puntas afiladas, representaba la partícula más pequeña del elemento fuego, y es la representación de la molécula de carbono, la base de nuestra química.

El icosaedro, que entre los cuerpos regulares se aproxima a la forma de una esfera, representaba la movilidad del elemento agua.

Platón concluyó que los fenómenos no se representan mediante objetos materiales, como los átomos de Demócrito, sino mediante formas que determinen a los objetos materiales. Las ideas son más fundamentales que los objetos.

El matemático Kepler fascinado por la geometría de Euclides, veía en el Universo la obra de un divino creador, el Geómetra Perfecto. En sus memorias escribe: «…la geometría existía antes de la Creación. Es coeterna con la mente de Dios… La geometría ofreció a Dios un modelo para la Creación…

La geometría es Dios mismo». En el afán de descubrir esa geometría pasó gran parte de su vida intentando asociar los cinco sólidos pitagóricos a las órbitas de los planetas alrededor del Sol, anidando unos dentro de otros. Kepler intentaba una explicación entre las distancias y la proporción de las orbitas planetarias propuestas por Copérnico, pero proyectadas por el Geómetra Perfecto; lo perturbaba que en la visión de Copérnico todo esto se presentaba sin aparente armonía, sin embargo la presencia del gran Geómetra, presuponía que debía contener una perfecta geometría. Llegamos así al dodecaedro de Kepler.

El se basaba en que la escuela Pitagórica asociaba el dodecaedro…. al misterio de los cielos. El Filósofo del número y sus cinco formas sólidas, ya incardinaba sus ideas con lo que después llegaría a ser el racionalismo, con el principio de la edad de la ciencia en la humanidad. Él decía:

“El gran sistema del mundo descansa sobre ciertas bases de armonía, en las que el ser, la forma y la acción de todas las cosas, tanto las especiales como las generales, son una consecuencia natural, y esas bases son los números .Ellos son la fuente de lo invisible como energía y de lo visible como fuerza de manifestación

Pitágoras fue el primero en la historia en intentar unificar ciencia, matemáticas, arte y misticismo en un sistema comprensible. Carl Sagan abunda en este tema en su célebre libro ¨Cosmos¨ (El espinazo de la noche, cap. 7) haciendo referencia a ese eslabón entre el hermetismo y el método científico de la época, haciendo mención a un filósofo llamado Hipaso (pitagórico 500 a.c.), éste en su época, escribió un tratado intitulado: «El misterio de la esfera de 12 pentágonos», Pero lo curioso de la historia es que deja por sentado que los pitagóricos anidaban al dodecaedro dentro de la esfera. Para ellos:

 “Si la esfera representaba la perfección y la totalidad del cosmos, la esencia del mismo debía circular por su interior en una jaula dodecaédrica”. Incluso Rafael Alberti recoge de forma poética la proporción áurea existente en las dimensiones del pentágono regular, la esfera y el dodecaedro.

“A ti, maravillosa disciplina, media, extrema razón de la hermosura, que claramente acata la clausura viva en la malla de tu ley divina. A ti, cárcel feliz de la retina, áurea sección, celeste cuadratura, misteriosa fontana de mesura que el Universo armónico origina.

A ti, mar de los sueños, angulares, flor de las cinco formas regulares, dodecaedro azul, arco sonoro. Luces por alas un compás ardiente Tu canto es una esfera transparente. A ti, divina proporción de oro”.

Hoy día la teoría de los campos electromagnéticos y la teoría especial de la relatividad podrían unirse en un grupo muy general de leyes naturales, las cuales no sólo contienen manifestaciones sobre fenómenos sino que van más allá. Los nuevos experimentos nos han mostrado que se pueden poner de acuerdo dos afirmaciones aparentemente contradictorias: “la materia es infinitamente divisible” y “existen unidades más pequeñas que la materia”;

Quizá podría decirse que los científicos intentan volver a encontrar el camino desde la variedad de los detalles hacia lo “uno”, dirigiendo su mirada a la interpretación filosófica primigenia de ese UNO. En todas las épocas, la búsqueda de la fuente más profunda de toda comprensión, ha sido de igual manera el origen de la religión, de la filosofía y de la ciencia.

Pero si h ay en la materia un estado que nos puede ayudar a definir ese sistema de correspondencias con una claridad meridiana, es el estado cristalino. Un cristal es una sustancia sólida, de forma geométrica definida, sus las partículas no tienen contacto entre sí, sino que están situadas a intervalos regulares en las tres dimensiones del espacio.

Su estudio específico es la cristalografía, que es la ciencia que estudia la descripción geométrica de los cristales, su organización interna y sus propiedades. Verdaderamente la naturaleza es una artista consumada en la realización de su gran obra, pero esto se debe únicamente al hecho de que sigue la ley de SISTEMA y ORDEN.

Viendo su obra alrededor de nosotros acompañadme ahora en un viaje por ese mundo maravilloso donde el orden y la relación armónica se hacen equidistancia y gravitación, donde el carbón se convierte en diamante. Como es arriba es abajo…

FUENTE. https://scg33esp.org/wp-content/uploads/2016/12/

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